Eso dijo Preciado, que ha fumado la pipa de la paz con Mourinho, del Real Madrid: "Ellos pelean cada balón como niños pequeños". Y es cierto. En El Molinón, un campo que de repente se ha vuelto muy complicado, los merengues pelearon cada uno de los balones del partido como si se tratara de niños pequeños jugando al fútbol en pleno recreo. Es cierto que el equipo ha mejorado su calidad con respecto al del año pasado, tiene más recursos de los que tirar en momentos de complicación, pero el auténtico salto experimentado por el Madrid en el segundo año de Mou tiene más que ver con la intensidad: el Real te puede matar por un detalle técnico o por varios y, si no, te puede hacer desfallecer por puro y duro agotamiento: es un equipo impenetrable y serio, muy serio.
Y así se llega al partido del 10-D. De los tres resultados posibles (victoria, empate y derrota) hay dos (victoria y empate) que benefician claramente al Madrid, y uno (derrota) que no suponen en absoluto el hundimiento para los blancos. Parece mentira que el Real aventaje en 3 puntos, con un partido menos disputado, al mejor Barcelona de la historia, un equipo que ha marcado 39 goles en su casa sin encajar ninguno y que tiene un gol average de +40. Probablemente, y de no existir el Real Madrid, este Barcelona encadenaría las cinco o seis próximas Ligas y otras tres o cuatro Champions, pero lo cierto es que el Madrid existe para desgracia de los culés y la competencia por los títulos será feroz. Sólo por eso, y porque si no la Liga sería un aburrimiento, Villar debería premiar a Florentino Pérez, aunque de todos es sabido que Angel Mari anda ahora más preocupado de su salto a la UEFA y que su reino no es de este mundo sino del de Platini.
Independientemente de lo que suceda el próximo sábado, la semana va a ser complicada porque el barcelonismo no ha aceptado de buen grado que el mejor club de fútbol de la historia se haya tomado en serio eso de ir a competir con todo. En Cataluña Radio, por ejemplo, un periobarcelonista (no sé si el mismo que comparó a Mourinho con Bin Laden u otro distinto) acaba de llamar gilipollas a Cristiano con absoluta impunidad; a mí, que no soy nadie, un entrenador catalán conocido como "el tigre" me amenazó el otro día en una tertulia con meterme una vela por el "ojete de la polvorosa": un poeta. El caso es que si el Real Madrid vence en Amsterdam, José Mário dos Santos Mourinho, el hombre que ya tenía prácticamente preinscritos a sus hijos en un colegio de Lugano allá por el mes de febrero, habrá igualado el récord de victorias consecutivas de un tal Miguel Muñoz Mozún, con la diferencia de que el gran M.M. dirigió al equipo blanco durante 13 años y 6 meses y J.M. lleva aquí un año y medio. No va mal, no va mal... Aunque, evidentemente, no hay nada ganado.