En noviembre del año 2004, cuando el proceso para elegir la sede olímpica de 2012 estaba en su punto más álgido, José Luis Carod Rovira quiso ser el primero en felicitarnos las Navidades. El presidente de Esquerra le dio una patada a la federación española de hockey sobre patines, pero lo hizo en el culo de la candidatura de Madrid. El habló entonces de "presiones del Estado español", pero lo único que hubo en realidad fue la defensa, tardía por cierto, de los intereses legítimos del Reino de España. Conviene recordar lo que dijo entonces Carod Rovira: "la maquinaria del Estado es aplastante y espero que ninguna institución catalana apoye la candidatura olímpica de Madrid 2012". Es decir, Carod estaba pidiendo claramente el boicot para la candidatura olímpica que presentaba la capital de España.
Siete meses más tarde, el 6 de julio de 2005, el COI se decantaba por Londres como ciudad organizadora de los Juegos y yo titulaba así mi artículo para Libertad Digital: "Enhorabuena Carod, no salió Madrid". Sinceramente no creo que en el COI supieran quién es Carod ni qué siglas representa ERC, y tengo para mí que el peso de sus declaraciones fue nulo, pero su actitud era realmente clarificadora de por dónde iban los tiros: efectivamente ellos estaban a un lado y nosotros estábamos al otro. O sea, dormimos con nuestro enemigo. ¿Qué quiere decir eso? Eso quiere decir, por ejemplo, que si te llevan el desayuno a la cama, antes de tomártelo debes hacerle un análisis para saber si le han puesto polonio 210. Reconozco que es francamente incómodo eso de viajar a todos lados con el kit químico a cuestas, pero se ha demostrado que es realmente saludable si de lo que se trata es de ver salir el sol al día siguiente.