Al bueno de Carlo Ancelotti, el pacificador Carletto, se le ha ocurrido decir algo tan lógico como que para él será "una decisión difícil" elegir entre Iker Casillas y Diego López y ya han empezado a lloverle palos como si no costara. Los que critican al entrenador del Real Madrid por no afirmar tajantemente que Iker será titular indiscutible son más o menos los mismos que alabaron en su día que Vicente del Bosque alineara en la Copa Intercontinental un día al portero del Real Madrid, otro al del Barcelona, otro al del Liverpool... y a empezar de nuevo. La ruleta rusa del seleccionador estaba plenamente justificada, que para algo es marqués y campeón mundial, no así la duda, que ya les digo que en el fondo no es tal, que Ancelotti dijo mantener acerca del nombre del portero titular.

Lo mejor del caso es que todo el mundo sabe que el técnico italiano ha decidido que Iker sea titular pero lo que al parecer exigía de él la Yihad Antimourinhista (porque es de eso de lo que se trata, de Mourinho y no de Casillas, Ancelotti o el sursuncorda) es que fuera un pasito más allá y hundiera definitivamente en la miseria a Diego López, que es un porterazo apartado por cierto injustamente de la selección por ese hombre que querría que los cien millones por Bale se quedaran en España pero que al mismo tiempo se olvida de los que acaban de irse a Brasil por Neymar. Carlo finge dudar entre Iker y Diego porque no quiere faltar al respeto a su segundo portero, que será a buen seguro el gallego, y porque los dos han realizado una gran pretemporada. Ni siquiera eso les vale a estos auténticos fanáticos.

Por cierto que a un grupo de aficionados se les ha ocurrido pedir vía Twitter que López sea titular en detrimento de Casillas y algún periodista ha decidido llamarles "borrachos" o decir que son un cáncer, así como suena. Estoy seguro de que si me pongo a bucear en la red salen críticas durísimas de estos mismos demócratas de toda la vida hacia el capitán del Real Madrid, pero eso también da igual porque la doble vara de medir está tan profundamente enraizada en su comportamiento diario que ya son absolutamente incapaces de distinguir lo cierto de lo falso, la pura verdad de la mentira más podrida. Ancelotti ya va sabiendo la que le espera, ni aún pasando de puntillas y sin faltar a nadie al respeto le dejarán en paz. Carlo, primer aviso.