El gran tiburón blanco no ataca a la víctima con intención de comérsela, sino porque la considera un intruso en su actividad diaria al que interpreta como una amenaza potencial. Está claro que estos tres mordiscos que le han supuesto ocho puntos de sutura en la barriguita a los culés son sólo una advertencia: el Real Madrid se ha sentido amenazado por el Barça en su actividad cotidiana, que no es otra que la de ganar Ligas. Lo peor que puede hacer un bañista cuando tiene cerca un tiburón blanco es ponerse a agitar los brazos y a gritar a pleno pulmón porque eso excita todavía más al Carcharodon carcharias. De ahí probablemente que los periobarcelonistas, conscientes de lo que ya ha sucedido otras veces, hayan bajado los brazos en señal de sumisión. Mundo Deportivo titula "¡Basta!" y Sport habla directamente de "¡crisis!", "caos" y "pesadilla". La experiencia es un grado y saben que cuanto más chapoteen en el agua será peor para ellos: se quedan quietos para no excitar más a la bestia, ¿sumisión o estrategia?
Pero, como en todos los sitios, hay a quienes la letra ni siquiera con sangre les entra. Es el caso, por ejemplo, de Emilio Pérez de Rozas, eterno provocador y follonero por cuenta ajena, que ahora pone en cuestión la actitud de los futbolistas del Espanyol sobre el terreno de juego y advierte que seguirá muy de cerca el nivel de fiereza que el próximo domingo muestren los del Atlético de Madrid, dando a entender que existe una nueva conspiración judeo-masónica: todos los equipos de Primera contra el Barcelona. Debe ser que, con González Vázquez clarísimamente a favor de obra, no ha llegado aún la hora de volver a hablar de Francisco Franco y de José Plaza Pedraz. Otro que agita los brazos en vez de permanecer en silencio es Joan Laporta. Insiste el presidente de la República Independiente del Barça con eso de que Cataluña es una nación: no sabe cómo encienden esas cosas al Carcharodon carcharias. O sí lo sabe y ya sólo piensa en su floreciente carrera política.
Y ahora la Liga la ganará el Barça, el Real Madrid o el Sevilla, no tengo ni idea, pero la sensación generalizada es que a Pep Guardiola le hará falta un barco más grande para darla caza. Resulta que a uno de los mejores equipos de la historia, el del fútbol chispeante y espectacular, le está poniendo en serios aprietos uno de los equipos más mediocres de la historia, el de Marcelo y Lass, pero con un apetito muy parecido al del Real Madrid de Di Stéfano o la Quinta del Buitre. Cuando Matt Hooper, el oceanógrafo experto en tiburones, se presenta ante el capitán Quint con una jaula metálica, éste, que imagina a lo que se van a enfrentar, simplemente le da la espalda y se pone a cantar esta canción: "Ya me marcho de aquí linda dama española adiós que me voy oh preciosa mujer, porque orden tenemos de zarpar hacia Boston y ya quizá nunca nos volvamos a ver"...
Posdata: Empeñado en demostrar a sus detractores que sus goles no son sólo fruto del oportunismo, Raúl ha empezado a dar marcha atrás y cada vez los empuja desde más lejos. El último, ante el Espanyol, lo empujó desde veinte metros aproximadamente. Se rumorea que piensa seguir retrocediendo hasta acabar por marcarlos todos desde su propia portería. ¿Convencería así a Del Bosque?... Probablemente no porque, ¿cómo le sentaría a Villa tener que ceder el dorsal con el número 7?... Y lo último que queremos es alterar el gallinero, ¿verdad?