Capítulo 1.235 de Frijolito. Mamá Chula desvela al fin a Nacho que Frijolito es hijo suyo; el niño está secuestrado por el malvado Gregorio y por la pérfida Chantal. Pero, al descubrirle el rostro al primero, el pequeño Nacho se pone a gritar como un poseso "¡Gregorio, Gregorio, Gregorio!". Chantal, más agresiva, propone liquidar al chico, pero Gregorio le deja libre aunque amenazándole de tomar represalias contra su Mamá Chula si abre la boca y le delata. A todo esto, don Pedro, el abuelito de Frijolito, se pega un atracón por los nervios, y eso a pesar de que tiene el azúcar por las nubes. Anunciación, la madre de Margarita (que es también la esposa de don Pedro) le recrimina su actitud y, con unas palabras muy severas, le dice que no les quiere ni a ella ni a sus hijos sino únicamente a él mismo.

Cualquier médico psiquiatra estaría dispuesto a jurar que Lucrecia ha perdido definitivamente la cabeza. Tras descubrir Chantal que la referida Lucrecia no es su madre, que la compró y que lleva por lo tanto toda la vida mintiéndola, la pobre narcotiza a su yerno, que es Francisco (el hermano mayor de Nacho, el padre de Frijolito), y se acuesta con él. Créanme cuando les digo que la escena da miedo. Nacho, acuciado porque Gregorio pide pasta a cambio de liberar a Frijolito, llama a su casa para que despierten a su hermano, y el mayordomo descubre el pastel al tocar la puerta de su habitación. A Anunciación, la hermana ex monja de Nacho y Francisco, que fue precisamente la que descubrió que don Pedro era su padre, la perdí la pista; según creo estaba embarazada y, aunque creía que su marido la había puesto los cuernos, había regresado con él.

"Vaya lío", pensarán ustedes. Pues esto es un juego de niños comparado con el culebrón de Cesc Fábregas. A todos, desde la bondadosa Mama Chulá hasta la depravada Lucrecia pasando por el orondo don Pedro, les gustaría saber cuándo va a acabar este melodrama con tintes cómicos. Piqué, otro al que se le está yendo la pinza con tanto waka waka, acaba de decir... ¡que ya es hora de dejar tranquilo a Cesc!... ¡Pero si el Barcelona lleva acosándole desde hace tres años!... ¡Pero si fueron él mismo y Puyol y Busquets los que, contra la voluntad del chaval, le obligaron a ponerse la camiseta culé en las celebraciones por el Mundial!... Transcurridos 1.235 capítulos, como en el culebrón de Frijolito, el Barcelona sigue sin comprender cómo es posible que Wenger no "libere" al chico, y el resto del planeta continúa sin entender cómo es posible que Rosell pretenda denigrarle tanto como para no querer pagar por él lo que realmente cuesta un jugador de su talla. Y eso que es uno de los suyos. Continuará...