Hubo otro Castilla realmente excepcional, previo a aquel del que más tarde saldrían Butragueño, Míchel, Sanchís y Martín Vázquez, que llegó incluso a disputar la final de Copa contra el Real Madrid, perdiéndola como era menester, y disputando después una eliminatoria recopera a cara de perro contra el West Ham United. Aquel equipo formó en la final irrepetible de 1980 con Agustín, Juanito, Castañeda, Herrero, Casimiro, Gallego, Bernal, Álvarez, Pineda, Paco y Cidón, y de todos es conocido que, pese a su soberbia calidad, sólo Agustín, Pineda y Gallego subieron al primer equipo, siendo únicamente el último de ellos titular indiscutible e internacional en varias ocasiones con España. Aún así, a Gallego le apodaron el soso debido a sus movimientos aparentemente cadenciosos, muy similares por cierto a los del actual seleccionador nacional, Vicente del Bosque. Con Ricardo sucedía que parecía que iba lento, sí, pero lo cierto y verdad es que el balón corría con él a una gran velocidad y, lo que era aún más determinante para el juego de su equipo, ofrecía siempre salidas coherentes a sus compañeros.
Los aficionados más jóvenes no lo recordarán pero yo sí: de Pineda –y eso que era un goleador estimable– se criticaban sus movimientos toscos en ataque, poco refinados para el paladar merengue, mientras que el público del estadio Santiago Bernabéu se mofaba directamente de Agustín y de sus cantadas, que nunca fueron tantas ni tan abultadas como cuenta la leyenda. Y estamos hablando, repito, de un Castilla que llegó a la final de Copa y jugó competición europea, ahí es nada. Vaya por delante que no sigo habitualmente al actual Castilla, este equipo de Jesé, Juanfran, Morata y Joselu que ayer puso una pica en el Ramón de Carranza y acaricia el ascenso a Segunda. Todo el mundo habla maravillas del juego de estos chicos y, por supuesto, del trabajo de Toril. Y, tal como era de esperar, se reclama desde ya la presencia de dos o tres canteranos en la plantilla que Mourinho redondee de cara a la próxima temporada.
Lo de "¡menos cartera y más cantera!" ya lo he oído yo un montón de veces. Lo que sucede es que los mismos que exigen la presencia de los chavales en el primer equipo eran los que hace años gritaban "¡uyyy!" en el campo cuando un defensa cedía el balón a Agustín. Del mismo modo que todos los caminos conducen a Roma, todos los vericuetos llevan a darle palos a Mourinho; no sé cómo es posible conectar lo que debería suponer una noticia satisfactoria para el madridismo como es una goleada del filial blanco en Cádiz con una crítica al entrenador que acaba de ganar la Liga más imponente de todos los tiempos. Pero hay quien lo ha hecho. Lo que yo dije ayer en twitter es que estos chavales juegan muy, muy, muy bien al fútbol y que Mourinho es muy, muy, muy, muy buen entrenador y que, por ahora, les saca un muy de ventaja. La próxima temporada será aún más dura y exigente que la que terminó hace unos días, que ha sido la más dura y exigente de los últimos tiempos. Que a nadie le quepa la menor duda de que si el mejor entrenador de fútbol del mundo observa en cualquiera de los chavales del Castilla la calidad mínima exigible para jugar con los mayores, tomará la decisión de subirle al primer equipo. Piano piano si va lontano. Salvo, claro, cuando se trata de atizar a Mourinho.