Con este debate regionalista (que si la escudella es mejor que el cocido o más bonita La Sagrada Familia que La Almudena) el hombre que engañó a Eric Abidal y que, como publicaba el otro día Libertad Digital, tuvo que ser expulsado como socio del Español por celebrar sin disimulo un gol del Lobo Carrasco, ha logrado en parte lo que pretendía al distraer la atención del bulo del fichaje de Neymar y hacer olvidar al socio culé que él está ahí sin que la haya votado nadie. La presencia de Bartomeu en el palco podrá ser todo lo legal que se quiera con los estatutos en la mano, pero el Barcelona (como el Real Madrid) es un club presidencialista, y la gente no votó al hombre que engañó a Eric Abidal sino al que ahora parece que emigrará a Londres. Legal, sí; estético, no.

Lo mollar, como decía, no es la madriditis de Bartomeu. El hombre que engañó a Eric Abidal ni siquiera es original en eso. Todos y cada uno de los presidentes culés han tenido madriditis y aunque el Barcelona ganara las próximas 30 Copas de Europa y el Real se quedara estancado en 9 seguirían sufriendo ese mal que convierte a un club tan potente en uno de los centros neurálgicos del complejo de inferioridad, una especie de gigantesco laboratorio en el que se experimenta con la nostalgia y el victimismo. Al lío. Lo que hoy publica El Mundo es que la operación de Neymar podría irse a los 158 millones de euros puesto que los 50 millones a la sociedad N&N podrían considerarse un salario simulado y la Agencia Tributaria podría querer su trozo del pastel. Ya estamos, por cierto, en los famosos 150 millones de euros anunciados en su día por Florentino Pérez, motivo por el cual el club más rico del mundo se retiró de la puja.

Por cierto que el "uno de los nuestros" de Bartomeu pasará a la historia del fútbol como una de las mayores chapuzas institucionales. ¿Uno de los nuestros? ¿El fiscal? ¿No debería ser uno de todos nosotros? ¿Qué quiere decir el hombre que engañó a Eric Abidal, que en Barcelona hay fiscales a la carta? ¿Está acusando de prevaricación a los de aquí o a los de allí?... Con la mención que Bartomeu hizo de don Alfredo di Stéfano se me encendió la sangre pero reconozco que quizás sea más acertado adoptar la postura silente del Real Madrid y darle carrete al nuevo Joan Gaspart. Este Bartomeu es puro espectáculo, un show. Él al palco, por cierto muy feliz, y su antecesor a Londres. Pero la Audiencia Nacional y Hacienda no descansan ni se van a dejar distraer por la polémica ficticia entre el pan con tomate y los callos.