Si puede haber una idea absurda en el fútbol actual es la de que el Barça no quiera renovar a Leo Messi, y sin embargo todas y cada una de las pistas que el club envía van en esa dirección. Primero fue Javier Faus, en 2013, quien salió a decir que no había por qué mejorar el contrato de Messi cada 6 meses; aquello causó tal indignación en la familia Messi que incluso el propio Leo saltó a la palestra para decir que Faus no tenía ni idea de fútbol. Hombre, de fútbol a lo mejor no, pero lo que dijo Faus, que por aquel entonces era el vicepresidente económico del club, tenía cierto sentido. Era, para que nos entendamos, lógico pero inoportuno; tan inoportuno que, como decía, acabó costándole la cabeza. Hace poco, el director ejecutivo del Barça, Óscar Grau, empleó el término "sentido común" para referirse a la renovación de Messi; habló en concreto de "cabeza fría y sentido común". Y, poco después, al bueno de Gratacós se le ocurrió afirmar que Messi no sería tan bueno sin Iniesta, Neymar y Suárez, lo que causó estupor, primero, y su cese, más tarde.
Leídas u oídas todas las declaraciones, desde la de Faus hasta la de Grau pasando por la del propio Gratacós, no hay nada ilógico en ellas. Por supuesto que el Barça no tiene por qué mejorar el contrato de un futbolista cada seis meses, naturalmente que en la ampliación del contrato de cualquier jugador hay que tener la cabeza fría y claro que resulta obvio que ningún fútbolista es mejor que todos juntos y que a Messi le completan Iniesta, Neymar o Suárez. Aisladas, todas esas declaraciones tienen sentido, pero al juntarlas nos revelan una intención clara por parte del Barça, la de que no van a perder el oremus con la renovación del contrato de Leo. Y ese es un mensaje que reciben también, por supuesto, en Casa Messi.
Juan Jiménez confeccionó ayer para el diario As un informe en el que se habla directamente y sin tapujos de "Messidependencia", y se explica, con datos, que Leo marca o asiste en el 79% de los partidos. Messi, que marca un gol cada 82 minutos, ha jugado 28 partidos y ha marcado o asistido en 22, y es además el máximo goleador de la Champions. Estos datos, que son demoledores a favor de mejorar el contrato de Messi ayer por la tarde, contrastan sin embargo con el informe que el Observatori Azulgrana ha elaborado para el club; según dicho informe, la renovación de Leo Messi no es la mayor preocupación del socio culé, ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta, ni la quinta sino... la sexta. El Observatori dice que, más que Messi siga o se vaya, al socio le preocupa el Espai Barça, que no sé lo que es, los resultados deportivos, la planificación de la plantilla, los temas judiciales, la viabilidad económica y, al fin, Leo Messi.
Pongamos por caso que el informe está muy bien hecho y tiene mucho fundamento, ¿qué beneficio saca el Barça haciéndolo público? ¿Qué pretende el club paseando a su portavoz y anunciando con todo el formalismo del mundo el contenido de un informe que no le importa a nadie? Y, a todo esto, ¿qué puede volver a pensar Messi? ¿No puede pensar que el club le está enviando el mensaje de que en realidad no es tan importante? ¿No puede pensar que le están diciendo que su renovación importa menos que el Espai Barça, sea esto lo que sea?... Yo creo que sí. Pero a Bartomeu le veo bien, le veo tranquilo; le veo tan tranquilo como a un pavo en Navidad, pero la diferencia entre el pavo y Bartomeu es que el primero desconoce que va a ser cocinado y comido mientras que el segundo debería saber que su destino será similar al del pavo en caso de no renovar a Messi.
Bartomeu debería saber qué pasará con él y con generaciones y generaciones de futuros Bartomeus si no llega a un acuerdo con Leo Messi. Tendrá que cambiar de ciudad, de nombre y de aspecto físico. Bartomeu se irá a vivir a Grenville, Carolina del Sur, y no se llamará José María sino Steve y no se apellidará Bartomeu sino Clarkson, Steve Clarkson. Steve Clarkson verá los partidos del Barça por la tele y otro ocupará su lugar en el palco, quién sabe si el mismísimo Jorge Horacio Messi. Renuévale ya, Steve, renuévale. Renuévale antes de que te conviertas en Clarkson, ese afinador de pianos nuevo en la ciudad y que tiene un curioso acento español, algo así como catalán. No seas tonto. No juegues. Deja la manita quieta de una puñetera vez, no la metas más veces en la jaula del león Messi. Es por tu bien. Piensa en tu futuro, piensa en tu familia. Y manipula las encuestas, hombre de Dios, que tampoco cuesta nada.