En cualquier otro club de fútbol del mundo, en cualquiera, José María Bartomeu sería un cadáver deportivo a los postres. En el Real Madrid, por ejemplo, al ex presidente culé ni siquiera se le habría pasado por la imaginación presentarse a las elecciones; por muchísimo menos, la afición merengue puso de patitas en la calle a Lorenzo Sanz, que se presentaba contra Florentino Pérez con el aval aún caliente de la octava Copa de Europa. Hace dos días, el juez admitió la querella de la empresa DIS, propietaria del 40% de los derechos de Neymar cuando fue traspasado al Barça, contra el futbolista y contra el club azulgrana. Y el diario Marca publica hoy mismo las palabras textuales de un abogado que tuvo acceso al laudo sobre el caso de los chicos menores de edad: "Vienen a decir que su comportamiento fue por ignorancia voluntario, que deliberadamente cerraron los ojos y miraron para otro lado".
En cualquier otro club de fútbol del mundo, en cualquiera, José María Bartomeu sería un apestado, un muerto en vida, un zombie... pero no en el Barça. Si el sentido común no lo impide, que no lo impedirá porque ese sentido en concreto brilla por su ausencia en el fútbol español, Barto, como le conocen sus amigos, será candidato, y no sólo eso sino que, según las últimas encuestas que se manejan en la ciudad condal, tendrá opciones reales de ganar a Joan Laporta, a quien saca una ligerísima ventaja. Porque, al final, la cuestión quedará reducida a dos candidatos: Bartomeu, uno de los responsables de haber metido al club catalán en los juzgados, y Laporta, el presidente que utilizó al Barça como trampolín político. Los dos han sido presidentes exitosos desde el punto de vista exclusivamente deportivo pero ambos han machado la imagen de una institución que si de algo presume es precisamente de ser "más que un club".
¿Y qué dice el sosi?... Pues el sosi calla, el sosi mira hacia otro lado, el sosi está feliz con la pilotita. Algún día, dentro de muchos años, sabremos, gracias al coraje de Jordi Cases, qué costó realmente Neymar. Yo dije en boma en la tele que el fichaje se iba a los 350 millones; a tanto no creo pero a los 200 sí llegará. Pero a Cases, que estaba con la mosca detrás de la oreja y a quien preocupaba la gestión de su club, le hicieron la vida imposible, le trataron como si fuera un orate, le dejaron solo, le acusaron incluso de traidor a Cataluña. De los 109.637 socios que tiene el Fútbol Club Barcelona, solo uno, Jordi Cases, cogió el toro por los cuernos, los otros 109.636 las vieron venir... y las dejaron pasar. Así que tot el camp, és un clam, sí, pero sólo a veces.
PD: Seguimos esperando a que la FIFA castigue al Real Madrid por el asunto de los menores de edad. El castigo, que se anunció a finales del mes de abril, iba a ser inmediato, letal y terrible. Ha pasado un mes y medio... y nada de nada. Estaremos alerta.