Al paso que vamos la factura del teléfono va a salirle por un ojo de la cara al presidente del Real Madrid. Recapitulemos: primero llamó a Aznar que llamó a Gallardón que llamó al fiscal para que Hacienda le metiera mano a Messi; después llamó a Aznar que volvió a llamar a Gallardón que volvió a llamar al fiscal para que aglizara el asunto de Neymar; y ahora acaba de llamar otra vez a Aznar para que llame por tercera vez a Gallardón para que de nuevo se ponga en contacto con el fiscal y la FIFA sancione al club catalán por el asuntillo de los jugadores menores de edad, que luego ya se verá cómo la cosa queda en nada. Me pongo en la piel de la alcaldesa Ana Botella y sufro: "José María... Es para ti... ¡Otra vez el pesado de Florentino Pérez para no sé qué del Barça!"...
Tienen razón aquellos que denuncian una conspiración contra el club azulgrana. Y el conspirador principal, el señor X de esta operación anticulé, el verdadero promotor de la demolición del Barça tiene su despacho principal en la calle Arístides Mallol número 12, código postal 08028, Barcelona. Bartomeu se cree que él es del Barça pero en el fondo no lo es y cuando por las noches se queda solo, ya recogidito en su habitación y a punto de irse a la cama, oye una vocecilla que le susurra lo siguiente al oído: "De las glorias deportivas que campean por España va el Madrid con su bandera limpia y blanca que no empaña... ¡Hala Madrid! ¡Hala Madrid!... Noble y bélico adalid, caballero del honor"... Y él grita: "Los domingos por la tarde caminando a Chamartín, las mocitas madrileñas, las mocitas madrileñas van alegres y risueñas porque hoy juega su Madrid".
Si yo fuera culé rezaría todo lo que supiera para que por una vez, sólo por una, a Florentino Pérez le diera por llamar a Aznar para que llamara a Gallardón para que llamara al fiscal para que provocase cuanto antes la convocatoria de elecciones anticipadas en el Fútbol Club Barcelona. Pero no lo soy, no soy culé. Lo único que se me ocurre decir es que Dios guarde durante muchos años a don Josep María Bartomeu Floreta, que seguro que en otra vida tuvo que ser socio fundador del Real Madrid junto a los hermanos Padrós porque si no la cosa no se entiende. Que no llame a nadie más Florentino, que le escondan el móvil y le retiren el manos libres del coche. Dejemos las cosas como están. ¡Con lo que cuesta hoy en día infiltrar a un madridista en la presidencia del Barça!