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El penúltimo raulista vivo

Ballesta: al paro por "facha"

Mouriño, no confundir por supuesto con Mourinho, que de haber presidido el Celta estoy seguro de que habría fichado a Ballesta aunque esto hubiera sido lo último que hiciera en la ciudad de Vigo, llamó al segundo de Abel, el Caín de nuestra triste historia, cuando éste llevaba ya cien kilómetros entre pecho y espalda, para que se diera la vuelta y regresara a casa... ¿El motivo?... El incendio que entre presuntos seguidores celtiñas se había organizado en las redes sociales a raíz de la contratación del ex futbolista, un tipo tan raro, tan raro, tan raro, que nunca ha tenido miedo a las consecuencias que podría acarrearle en el futuro presumir de su nacionalidad en su propia nación. Así de mal están las cosas en nuestra España, necesitada de un urgentísimo rescate moral, un salvavidas que no no será tan fácilmente adquirible como pegar dos toquecitos a la puerta de Mario Draghi.

Por supuesto que el Celta tiene todo el derecho del mundo a fichar a quien le dé la gana, y ése es justamente el quid de la cuestión: el máximo responsable del equipo gallego decide echar a Paco Herrera, que por cierto parece que se entera de la jugada por la prensa, y contratar a Abel, que tiene un segundo que se llama Ballesta. Mouriño dice a todo que sí hasta que observa que en twitter se está montando un presunto incendio a propósito de la llegada del ex atlético, y en ese momento decide recular y no contratar a un "facha". O sea que en el fondo el Celta, que si por alguien tiene que estar necesariamente representado es por su presidente, no es libre para decidir quién viene y quién no. Siendo grave, que lo es, lo de Caín Resino no me lo parece tanto en el fondo porque el miedo a quedarse en fuera de juego es libre. Lo que sí digo es que Abel ya está quemado antes de ser presentado, así de claro.

Anoche rescatamos en Futboleros los gritos de un grupo de tarados, que por supuesto no representan al Celta puesto que son incapaces de representarse dignamente a sí mismos, en los que le gritaban a Ballesta "¡ETA mátalo!" o "¡Ballesta tiro en la testa!" cuando éste era aún futbolista en activo. Lo que yo digo es que ni el Celta de Vigo ni ningún otro club de fútbol de España puede estar secuestrado por unos cientos de fanáticos empeñados en convertir un deporte en un juego de supervivencia, y lo que ahora repito es que, no contratando a Ballesta, Mouriño ha delegado por miedo su responsabilidad en unos verdaderos chiflados. Doy por descontado que la buena afición del Celta de Vigo nada tiene que ver con todo esto y bien haríamos en no pringarla con generalizaciones absurdas en un asunto tan turbio y tan feo. E imagino que entre los seguidores normales habría también quien estuviera en contra del fichaje de Ballesta. Pero si Salva no está hoy ayudando a Abel es pura y simplemente porque a Mouriño, no confundir con Mourinho, le ha entrado un ataque de acongojamiento importante. Traducido al castellano: que los tenía a la altura de la nuez. Él sabrá. O no, pero ese es ya un problema del Celta. El nuestro, nuestro problema, es que en esta España el hecho de presumir públicamente de ser español se haya convertido ya en otro elemento más de discriminación.

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