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El penúltimo raulista vivo

Bale y Neymar, el día y la noche

Ya nos puso en su día sobre aviso acerca de Neymar el subdirector adjunto del diario Sport, Luis Mascaró, a quien cabe reconocer el indudable acierto de habernos descubierto a todos cómo era este jugador. Citaré sus sabias palabras al respecto: "Imagen estrafalaria, carácter prepotente, comportamiento macarra y actitud egoísta". Un pleno. Todo eso dijo de Neymar el periodista Mascaró y luego añadió (¡qué gran paradoja si tenemos en cuenta todo lo que ha pasado después!) que pagar por él 45 millones de euros era "un precio desorbitado". Claro que todo esto lo dijo Mascaró cuando creía que iba a ser el Real Madrid y no el Fútbol Club Barcelona el que se haría finalmente con sus servicios, pero eso poco importa ahora: ¿Alguien puede afirmar que, después de leído el demoledor artículo del director adjunto del Sport, el Real Madrid no se echara atrás en la operación tras haber investigado un pelín más la tormentosa vida del chico?... Mascaró levantó la liebre, puso sobre aviso al club blanco y, gracias a él, el Barça se metió en un callejón sin salida. Gracias, Luis. De corazón.

Porque efectivamente, transcurridos aproximadamente cinco años desde aquel revelador artículo, lo que hay que decir es que Mascaró caló pero bien calado a Neymar. De la imagen no diré nada porque eso es algo muy personal pero su comportamiento sí es macarrilla, su carácter prepotente y su actitud egoísta. Al Barça, eso sí, hay que reconocerle el mérito de no haber pagado los 45 millones de euros que Mascaró consideraba un "precio desorbitado", no, sino de haber apostado por este chico al menos tres veces esa cantidad de dinero. Si Senior y Junior, Junior y Senior, han "convencido" amablemente al club catalán para que asuma los 45 millones de euros de la multa brasileira, el montante total de la operación podría rondar los 200 millones de euros, una operación redonda... para el Real Madrid. La afición del Valencia fue la penúltima víctima de Neymar, la última (por ahora) ha sido Vezo, el jugador del Granada a quien el bueno de Ney, siempre tan bromista, empujó por la espalda cuando el portugués bajaba las escaleras que dan al túnel de vestuarios del Camp Nou.

Hoy, y todo gracias a la advertencia de Mascaró, Neymar está en el Barça... y Gareth Bale en el Real Madrid. Bale fichó por el club blanco en 2013 y su contrato, que se verá prolongado hasta 2022, finalizaba en 2019. Todos los años llegan a las oficinas del club ofertas que igualan o mejoran los 91 millones de euros que el Madrid pagó por Bale y todos los años son rechazadas tanto por el club como por el chico, que aquí está feliz. En tres años, Bale ha ganado dos Copas de Europa, dos Supercopas de Europa, un Mundial de clubes y una Copa del Rey, la del Bartrazo. Y, aún siendo muy importantes los títulos, lo mejor de todo es su comportamiento, siempre elegante y caballeroso incluso en los peores momentos, siempre considerado con el rival, familiar y alejado de las estridencias de Neymar. Fue un acierto su contratación y será un acierto que el señor Gareth Bale finalice su carrera profesional en el mejor club deportivo de la historia.

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