El Real Madrid tiene un problema con Gareth Bale, y no puede decirse en absoluto que sea un problema inesperado, más bien todo lo contrario, es un problema esperadísimo puesto que Zinedine Zidane no ha hecho el más mínimo esfuerzo a la hora de disfrazar o de ocultar que no cuenta para nada con él. Si Gareth Bale tuviera entre una de sus prioridades vitales la de jugar al fútbol, Bale tendría un problema con Zidane, pero (y a las pruebas me remito) ese no parece ser el caso del galés. No creo que a Bale no le guste el fútbol, le gusta, seguro que le gusta, pero entre catorce millones de euros netos por cada una de las dos temporadas que tiene firmadas con el Real Madrid y el fútbol, a Bale parece que le gustan más los catorce millones, que son veintiocho para él, para Emma, su mujer, y para Nava Valentina Bale, Axel Charles Bale y Alba Violet Bale, sus tres retoños, que además están en edad de crecer y comen un montón.
Ha habido a lo largo de la historia jugadores a los que no les ha gustado el fútbol y no es un drama, no es un escándalo. También ha habido periodistas a los que no les gustaba el periodismo, abogados que ejercían el derecho por pura tradición familiar o curas que no creían en Dios. Por lo demás, el futbolista profesional no está más o menos cotizado por la intensidad de su amor al juego sino por su capacidad y brillantez para desarrollarlo sobre el campo. Ya digo que no creo que sea el caso de Bale pero si así fuera, si a Bale no le gustara el fútbol, tampoco pasaría nada ni creo que afectase a su proyección sobre el campo. Y, además, no creo que en el Real Madrid hayan hecho demasiado para que a Bale le incomode estar en el banquillo, la verdad. Por eso el club blanco tiene un problema con Bale, que además intuyo que sigue siendo un futbolista útil, y no al revés. Si Bale tiene que esperar sentado en la grada, si le dejan dos años aparcado en el banquillo, a él no le causará mayor quebradero de cabeza. Supongo que si juega intentará hacerlo lo mejor posible pero creo que ha llegado a la conclusión de que, con Zidane como entrenador, él no será ni siquiera el decimoquinto o decimosexto jugador y que, haga lo que haga, siempre estará por detrás de Lucas Vázquez o de Brahim.
Me hace gracia cuando leo eso de que "Bale no perdonará ni una libra" como si otros en su lugar sí lo hubieran hecho. Sólo conozco un caso, el del propio Zidane, que antes de ofrecer una imagen distorsionada del extraordinario futbolista que fue decidió retirarse un año antes perdonándole al club el contrato firmado. Pero por ejemplo Raúl, que pasa por ser uno de los iconos del madridismo, uno de sus emblemas, se fue a la Bundesliga después de cobrar 14 millones de euros por un año que le quedaba pendiente más la prórroga del siguiente. Otro icono merengue, Iker Casillas, tres cuartos de lo mismo. Por marcharse del Madrid cuando la situación con Mourinho se hizo insostenible, Jorge Valdano recibió un finiquito de dos millones y medio de euros netos para dejar un puesto creado para él y carente de contenido. Así que, en realidad, debería decirse que Bale no está dispuesto a perdonar ni una libra y, a continuación, añadir "como hace todo el mundo". Si Raúl o Casillas, dos iconos del Real Madrid, no perdonaron ni un euro, ¿por qué debería perdonar una libra un nativo de Cardiff? ¿Porque tenía en su habitación un poster de Ronaldo?
El caso es que Bale ha hecho "clic" y su representante, Jonathan Barnett, ha hecho "clac". Barnett ya no cuestiona, como sí hacía antes, la valía de Zidane como entrenador, qué va. Ahora Barnett describe lo que, por otro lado, es un hecho cierto: Zidane es probablemente el entrenador de fútbol más ganador de los últimos cincuenta años. Barnett no amenaza con desplantes o con que su representado ponga problemas, Barnett amenaza precisamente con todo lo contrario, con no darle ni un problema al entrenador. Gareth Bale tiene 31 años; con 33 y treinta millones de euros más rico, emigrará a China o a Estados Unidos, donde más dinero le paguen, y ahí firmará su último gran contrato más por lo que hizo y lo que fue que por lo que vaya a hacer o sea de aquí a 2022. Bale es práctico e, insisto una vez más, esa practicidad se ha convertido en un problema para el club. No me parece que Bale sea de esas personas que necesiten a nadie más que a su familia y amigos cercanos, de modo que lo tiene más fácil. Vive bien en Madrid, aquí es feliz, nos trolea a los periodistas y si de vez en cuando juega, mucho mejor. A mí, como madridista, me decepcionaron Raúl o Casillas, no me decepciona Bale. Gareth Bale es sólo una pieza más del fútbol moderno, un fútbol que muchos profesionales consideran como un simple fondo de inversión, otro seguro de vida.