Parece imposible que un jugador se cuele casi, casi de rondón en la crónica de un partido de fútbol en el que acaba de marcar tres goles (uno con la cabeza, otro con la pierna derecha y otro con la pierna izquierda) y además le ha regalado el cuarto a un compañero suyo, pero así es. Por eso leo cada vez menos crónicas de fútbol. Antes sí, antes las leía cuando no sabía muy bien de qué iba esto, cuando iba oyendo a Enrique Dausá y a Carlos Peñazola en Radio Hora camino del colegio, pero ahora ya no, cada vez menos. Salvo honrosísimas excepciones, los periodistas somos poco proclives a pedir perdón y resulta que a Gareth Bale se la ha faltado mucho al respeto nada más llegar a España, de forma que su soberbia actuación ante el Valladolid hay que taparla con frases tan desafortunadas como "salió del partido con tres goles (...) aprovechando los rebotes en el área". Los rebotes.
Tengo la firme convicción de que las vidas deportivas tanto de Cristiano como de Bale en el Real Madrid van a ser muy similares. A Cristiano se le preparó también un comité de bienvenida muy similar al del galés. El portugués ha enterrado a sus críticos más agoreros batiendo todos los registros habidos y por haber, y como hace tiempo que dejaron de escarbar en su vida privada, que es un ejemplo de profesionalidad, y cuando al chico le parten por ejemplo una ceja se limita a levantarse sin protestar para seguir jugando como si nada, le han dejado por imposible. En el tiempo que lleva aquí, Cristiano ha justificado todos y cada uno de los euros que se pagaron al United por él. Nadie en su sano juicio deportivo se atrevería a decir en este momento que su fichaje fue muy caro. Con Bale pasará lo mismo.
Gareth fue la estrella de un equipo que brilló atrás, en el medio y arriba. Ya no se habla, porque no conviene, pero el Real Madrid se fue del partido con su portería a cero. Y la gente, que la tomó con Benzema, que es un jugadorazo, empieza a darse cuenta de la pérdida de tiempo que supone castigar a un futbolista que viste tus colores y que encima es un crack. Isco empieza a entonarse, Alonso nació entonado, Modric hace un papelón cada vez que sale, Di María se reivindica con fútbol y hasta Morata y Jesé rayan a buen nivel en su cuarto de hora. El Real Madrid, en suma, empieza a carburar. Tanto que hasta se permite el lujo de contar en sus filas con un "reboteador" de la categoría de Bale, que ya los marca de tres en tres. Si no fuera porque Laso ya tiene a Bourousis...