Hace más o menos un año que Florentino Pérez obligó a Jorge Valdano a tragarse mil sapos y a presentar él solito, sin muletas por medio, a su archienemigo José Mourinho como nuevo entrenador del Real Madrid. Porque eso es lo que era, y supongo que seguirá siendo, Valdano de Mourinho, su archienemigo deportivo. Hoy Valdano se la ha devuelto a Florentino y cada uno ha comparecido por separado ante la prensa. No volveré a traer aquí a colación los múltiples artículos de opinión críticos que el ya ex director general madridista escribió del portugués cuando nada hacía imaginar que el tiempo les reuniría bajo las mismas instalaciones. Por mucho que F.P. le pidiera entonces que se quedara, Valdano debió irse en aquel momento por la puerta principal y en loor de multitudes: eligió quedarse, y de no haber sido porque el presidente del Madrid ha tomado la iniciativa, ahí seguiría otro año más, quizás dos, quien sabe si tres, hablando de lo divino y de lo humano, poniéndole al mal tiempo buena cara.
La fricción, en su orígen, la generó por lo tanto Valdano con sus artículos incendiarios, y a lo largo de la temporada que ahora acaba se ha podido comprobar por parte de todo el mundo que una dirección general pasiva como la que encabezaba Valdano carecía absolutamente de sentido con un entrenador como el actual, un técnico que no se esconde, un hombre hiperactivo, pasional y que pide para sí todos los balones del partido. Parafrasearé a Valdano: es cierto que Jorge y José tienen sensibilidades e ideas diametralmente opuestas acerca de lo que debe ser y cómo ha de actuar y comportarse un club de fútbol... ¿Entonces?... Florentino ha elegido lo mejor puesto que someter otro año más al Real Madrid a un enfrentamiento soterrado de tal calibre entre dos ejecutivos de alto standing no tenía ningún sentido.
Valdano ha estado elegante en la despedida porque Valdano es esencialmente un hombre elegante, y eso nadie lo ha dudado nunca. Lo razonable habría sido que, tras equivocarse quedándose, ahora se hubiera despedido, pero imagino que es muy difícil renunciar al sueldazo que Jorge tenía en el club... ¿por hacer qué cosa?... No viajaba con el equipo, no podía entrar en Valdebebas, carecía de poder de decisión en las futuras contrataciones y ni siquiera podía hablar en nombre del entrenador: tener a Valdano en el Real Madrid era algo así como tener un tío en Cuenca, y hoy se acabaron de golpe y porrazo las casas colgantes. A Valdano debería seguirle Pardeza, pero supongo que Miguel, como su ex jefe, seguirá siendo fiel a los colores mientras le paguen la nómina a final de mes. Y ahora... ¡a trabajar!... Quedan muchas cosas por hacer y muchos títulos por los que luchar. Decide Mourinho. Y seguro que Valdano encontrará rápidamente un equipo al que hacer campeón. El morbo sería verles a los dos en acción desde banquillos diferentes.