Tan cierto es que el Barcelona está llamado a hacer historia en el Mundialito como que Joan Laporta va a dejar al club como un erial desde el punto de vista institucional, tierra yerma que costará mucho esfuerzo volver a cultivar. Enfrentado mortalmente con sus vecinos, a quienes ofende y humilla en cuanto puede, cada vez más aislado y cada día que pasa un poco más radicalizado, el mejor Barça de toda la historia se convierte en portada de los periódicos por las patochadas de sus directivos, principalmente por las de su presidente, y no por los goles de Messi o el juego espectacular de Xavi e Iniesta. Estoy convencido de que eso será también algo que corrija Sandro Rosell. Seguro que dentro de un tiempo nos reiremos todos juntos, (yo, por mi parte, ya lo estoy haciendo, y a mandíbula batiente, aunque a título exclusivamente individual) pero ahora mismo Laporta y quienes le rodean (porque él los elige y ellos consienten) son un peligro y una vergüenza para todos los barcelonistas serios, que son legión.
A raíz del impresentable vodevil montado alrededor de Turkish Airlines, el ínclito Joan Olivé, el mismo que espió a los vicepresidentes sin el conocimiento ni el consentimiento (por supuestísimo) de Laporta, ha dicho que el presidente del Gobierno únicamente les dio buenas palabras pero que no fue capaz de solucionar el boicot y que sólo son españoles "para lo que les interesa"... ¿Interesa... a quiénes?... ¡No será a mí!... Porque yo tengo tanto interés en que el tiparraco este conserve la nacionalidad española como en que me introduzcan palillos en las uñas de los dedos de los pies y luego se dediquen a prenderlos fuego uno a uno. En lo que yo sí tengo un vivo interés es en que Olivé se nacionalice cuanto antes antiguano, beliceño, gabonés o kazajo. ¿Qué hay que hacer, dónde hay que firmar, para que Olivé adopte la nacionalidad liechtensteiniana y se vaya allí a dar el coñazo?
Quienes sigan habitualmente las muchas incidencias de El Penúltimo Raulista Vivo conocerán perfectamente que yo nunca, jamás en mi vida, he hablado de política ni lo haré. Este es un blog de deportes. Yo, como mucho, hablo de geografía e historia. Nadie tiene el más mínimo interés en que Laporta y Olivé, Olivé y Laporta, sean españoles. Es más, cuanto antes dejen de serlo tanto mejor. A mí, qué quieren que les diga, me da un poquito de reparo tener que compartir nacionalidad con esa pareja. Lo que no le entra en la mollera a Olivé es que Cataluña es y seguirá siendo España. Y si lo que quiere Olivé es que el Barcelona, que es un club español, compita en la Liga de Suazilandia, por poner un ejemplo, lo que tiene que hacer es presentar su candidatura y proponérselo a los socios. De frente, con la cabeza bien alta y no como se ha dedicado a hacer Joan Laporta, de noche y por la espalda. Quien esto suscribe no encontraría mayor problema en que el Barça compitiera en Suazilandia siempre y cuando esa fuera la voluntad de la mayoría de los culés. Pero, Juanito, no te confundas: nadie tiene el más mínimo interés en que tú seas español. Ese es otro vodevil que te montas en la cabeza.