Más allá de la jugada polémica que decidió una vez más una final de la Copa del Rey de baloncesto a favor del Fútbol Club Barcelona, yo creo que lo que sucede actualmente en España con el Real Madrid, que probablemente sea el club deportivo más querido y respetado por todo el mundo, es fruto del grado de idiotización que se vive en nuestro país. Es un grado de idiotización máximo, un nivel top, un nivel de 10 en la escala Richter de la idiotización; es una idiotización que llevó, por ejemplo, a un secretario de Estado para el Deporte, el ínclito Miguel Cardenal, hoy trabajador de Mediapro, empresa presidida por Jaume Roures, a firmar en 2014 un artículo en El País alabando al club catalán y diciendo que el Barça era la "marca España".
O sea, un club que consiente que se pasen a su campo pancartas contra la democracia española, un club en cuyo estadio se pide la independencia, un club cuyo presidente se alineó el otro día del lado de los golpistas nada más arrancar el proceso contra el independentismo ilegal, era considerado por la cabeza visible del deporte español, y además del Partido Popular, como &marca España&. Es lógico que, en la situación actual de idiotización masiva, el Barça sea considerado "marca España" y el Real Madrid, que es el club que lleva paseando por el mundo la bandera de España, sea tenido por un enemigo a batir. Y es normal que esa sensación, basada en hechos reales, que tiene el Real Madrid, desembocara ayer en tragedia cuando, a eso de las once y media de la noche, Vicente Azpitarte soltaba la bomba en Tirando a fallar: "El Real Madrid se plantea dejar la ACB".
Cuando la persecución, tanto por parte de la Liga de Fútbol Profesional que preside un hombre cuyo mayor sueño ha sido organizar en Miami un akelarre independentista como por parte de la ACB es tan poco ladina, tan poco taimada, o sea tan directa, como si a quienes persiguen la pieza no les importara lo más mínimo ser localizados, lo normal es que el perseguido se enfade y pretenda romper la baraja. En caso de hacerlo, o sea en caso de consultar a sus socios, e independientemente de qué acarrearía desde el punto de vista deportivo para el Real Madrid la decisión de irse de la ACB, el club blanco estaría haciendo lo que debería haber hecho hace tiempo el Barça, que lleva los 40 años de democracia poniéndole una vela al Puigdemont de turno y otra a la Liga y la Copa españolas, que sí quiere jugar. Si el Real Madrid acaba planteando una salida de la ACB, yo creo que el socio dirá que sí, que adelante, y eso supondrá la muerte del baloncesto nacional.
Este mediodía, en Fútbol EsRadio, comentaba que cuando el ataque es tan frontal, tan directo como el que encabeza a diario Javier Tebas o como el que ayer perpetró la ACB contra el Real Madrid por segunda Copa consecutiva, uno tiene la obligación de buscar alguna explicación, y yo, insisto una vez más, la encuentro en la situación nacional actual. Si yo me encuentro con que el presidente del Gobierno ha intentado colar unos presupuestos generales del Estado en los que la inversión crecía en Madrid un 0,1% mientras que en Cataluña lo hacía un 66%, lo más lógico es que me pregunte "¿por qué?"... ¿Por qué hay en España ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda? Lo mismo ocurre con el deporte: si lunes tras lunes hablamos de los favores arbitrales hacia el Barça y si este lunes en concreto tenemos que hacer referencia a la mayor vergüenza de la historia del baloncesto español, mi obligación es preguntarme "¿por qué?"... Y yo creo que, y por poner sólo un ejemplo, la respuesta tanto para la ridícula inversión que el PSOE había previsto para la Comunidad de Madrid como para la desorbitada inversión que planeaba realizar en Cataluña está íntimamente conectada con el favoritismo hacia el Barça, que como suele decir Federico Jiménez Losantos ejerce de Ministerio de Asuntos Exteriores del independentismo, y la persecución hacia el Real Madrid, que sin embargo reina en Europa.
Desconozco si sus estatutos lo permiten, no sé si el Real Madrid podría o no competir en la Euroliga si abandonase la ACB, no sé si pensarían en una franquicia NBA, que ya fue una idea que rondó por las cabezas de algunos dirigentes blancos en su momento, lo que sí sé es que ha llegado el momento en que el Real Madrid se haga respetar y le dejen competir con idénticas armas a las que tiene el Barça. Y el club blanco no puede dejar que esto se enfríe, tiene que calentar el horno hasta que estalle. Cuarenta años lleva el Barça poniéndole una vela a Dios y otra al diablo, diciéndonos en la cara que si ellos compiten aquí es porque no les queda otro remedio, y nosotros tan felices. Me parece razonable que alguien, y en este caso el Real Madrid, quiera ponerle todas las velas a Dios. Aunque pierda la batalla.