En algo sí que tiene razón Alves y es en que el debate y la polémica mantienen vivo el fuego del espectáculo del fútbol. Hay, eso sí, debates ciertamente surrealistas, debates de laboratorio no se sabe exactamente provocados por quién o para qué. De los más extraños que yo recuerdo el de "Redondo-Milla" se lleva sin duda alguna la palma. ¿Redondo o Milla?... Por Dios, ¡aquello no había por dónde cogerlo!... Hubo otro raro-raro: "¿Ralentiza Zidane el juego del Madrid?"... Me gustaría saber por dónde andan escondidos ahora los promotores de aquella auténtica farsa. Hay otra cosa en la que tiene toda la razón del mundo Alves y es en que sabemos perfectamente de dónde surge la polémica de las broncas entre Messi y Villa: de las broncas entre Messi y Villa. Sencillo, ¿verdad?...
Había que tener mucha fe en las propias convicciones o una cara más dura que el cemento armado para sostener que Luis Milla aportaba ni remotamente lo mismo que Fernando Redondo al fútbol del Real Madrid. Milla era un jugador bastante aseado, obediente desde el punto de vista táctico y con una buena técnica individual; Redondo era uno de los tres o cuatro mejores medios centros defensivos del mundo. Aquella comparación resultaba injuriosa para el argentino. Cuando de Gago dijeron aquello de que era el "nuevo Redondo" casi me caigo de la silla de risa. Me imagino al bueno de Luis rogando en silencio que acabaran cuanto antes con aquella filfa. Nadie se acuerda del día en el que Milla abandonó el Real Madrid. El día que se fue Redondo hubo manifestaciones en los aledaños del estadio Santiago Bernabéu.
Uno debía tener un cuajo especial o muchas ganas de jugarle a la contra a Florentino Pérez para sostener sin romper en carcajadas que el gran Zinedine Zidane, probablemente uno de los veinte mejores jugadores de la historia, ralentizaba el fútbol del Real Madrid. Pero para sostener que Messi abronca con excesiva facilidad al campeón del mundo y de Europa David Villa, máximo goleador histórico de la selección nacional española, no hay que tener la imaginación a raudales demostrada por los hermanos Grimm o tantas ganas de liarla parda en el vestuario azulgrana como Sport o Mundo Deportivo demuestran tener a diario con el del Real Madrid sino simple y llanamente abrir los ojos y cerrar el pico. Por ejemplo: a alguien podrá parecerle polémico que Guardiola pusiera como una de las condiciones para continuar al frente del club que botaran a Alves. Polémico puede, cierto también.