España cierra por vacaciones hasta el próximo mes de marzo. Para entonces, con la Liga y la Champions crepitando, habrán empezado a sonar los tambores del Mundial. Si me dieran a elegir, yo preferiría que se disputara en diciembre pero habrá que esperar 203 días para que se alce el telón. Junto con los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol es sin duda la cita deportiva más importante. Y, por primera vez en la historia, España acude a esa cita con opciones reales de llevarse el título. Decía que a mí me gustaría que la cosa arrancara cuanto antes porque en seis meses pueden darse muchas circunstancias y la selección de Del Bosque ha alcanzado un nivel de juego tan elevado que ahora mismo todas sus rivales se apartan para hacerla el pasillo. El seleccionador de Austria, Didi Constantini, dijo ayer tras la "manita" que ellos habían ido allí a aprender. ¡A aprender! ¡De nosotros!... Caramba cómo cambió el cuento.
Dice el refrán que "en terminado noviembre, quien no sembró, que no siembre". Bajo la dirección sobria y poco estridente de Vicente del Bosque, que además de ser un técnico de reconocido prestigio es un señor de los pies a la cabeza, la selección española de fútbol ha sembrado con la flor de la Alegría todos los campos por los que ha ido pasando. Además de su indudable belleza y la popularidad de la que goza en la Península Ibérica, la Alegría tiene la virtud de crecer y florecer en abundancia y de forma duradera, reproduciéndose con mucha facilidad. Sólo tiene una debilidad la Alegría y esa es la falta de luz en invierno o un abono o riego inadecuado, pero si sabes tratarla como es debido, en junio se convierte en un espectáculo de color. De forma que ya estoy viendo a Del Bosque pidiendo los consejos del padre Mundina, cuidando de la siembra y mimando a todas las Alegrías que tiene a su disposición.
En mayo, cuando sólo quede un mes para que empiece el espectáculo, el seleccionador tendrá que hacer honor al puesto que ocupa, extraer conclusiones y escoger después a un grupo de 20 jugadores. Difícil tarea porque habrá algunos buenos que se queden fuera. Y digo 20 jugadores y no 23 porque doy por hecho que a Sudáfrica se llevará a tres porteros y que los elegidos, salvo lesión o cualquier infortunio no deseable, serán Iker Casillas, Pepe Reina y Diego López. Si hoy ya fuera mayo, Del Bosque lo tendría muy complicado puesto que a la fiesta del fútbol español se han sumado Jesús Navas, Pablo Hernández o Juan Manuel Mata; pero hoy no es todavía mayo sino noviembre y, como decía un poco más arriba, a la Alegría conviene dejarla reposar. Todo el mundo habla tan bien de España que tengo que reconocer que me entra un poco de vértigo. Ojalá pasen a toda velocidad estos seis meses y nos plantemos en el Mundial de una vez. Entre tanto, vigilemos la luz y cuidemos el riego. Lo demás es cosa hecha.