De un tiempo a esta parte, el Fútbol Club Barcelona tiene al Valencia por una especie de satélite futbolístico. Esta relación paterno filial no es achacable sólo al Barça, que pesca donde puede como todo el mundo, sino al propio Valencia, encantado de la vida de facilitarle las cosas a un equipo que, en teoría, tendría que ser rival encarnizado y no amigo para siempre. La lista de favores es interminable y, si Lay Hoon no lo remedia, podría engordar con un nombre sorprendente, el de Paco Alcácer. La presidenta singapuresa del Valencia ha repetido varias veces en las últimas horas que Alcácer no se vende y ha pedido tranquilidad a la afición ché, así que todo hace indicar que Paco pasará a ser Cesc en breve. Buen negocio para Lim, sin duda, porque el Valencia está con el agua económica al cuello; mal negocio para Alcácer, que dejará de ser un referente para convertirse en el actor secundario Bob.
De todos modos, como decía, Lim y Hoon, Hoon y Lim, no harán nada que no hayah hecho antes que ellos valencianistas de cuna de toda la vida como los señores Amadeo Salvo, Manuel Llorente, Vicente Soriano o Juan Soler. Así, los singapureses imitarán a sus antecesores a la hora de emplear al Valencia como si de una suerte de filial culé se tratara. No dudo que el negocio económico será redondo pero el deportivo será ruinoso y dejará a Ayestarán muy tocado y en una posición de indefensión total. Alcácer tiene algo que decir, por supuesto, pero el oropel culé es muy atractivo aunque su nombre no haya sido ni el primero ni el quinto en aparecer en las quinielas de posibles meritorios de Messi, Neymar y Suárez.
Esta historia tiene otra derivada interesante y es la de los canteranos que pretendería utilizar el Barça para abaratar la operación del traspaso de Alcácer. Se hablaba de Munir, convocado en su día por Del Bosque para suplir a Diego Costa y desaparecido posteriormente del mapa, y ahora se habla de Sergi Samper. Hace un par de años, y como réplica a la sanción de la FIFA, en el Camp Nou desplegaron una inmensa pancarta en la que podía leerse lo siguiente: "La Masía no se toca". Pues si no se toca lo disimulan muy bien porque, así, a vuelapluma, Deulofeu, Cuenca, Bartra, Montoya, Bojan, Muniesa, Sandro, Jeffrén, Fontàs, Jonathan dos Santos, Thiago y, ahora, quién sabe si Samper o quizás Munir han salido por la puerta de atrás del club. "Lo de antes no era normal", decía el otro día Busquets sobre la prolífica cantera culé. Eso que acaba de reconocer Sergio lo llevo repitiendo yo varios años en absoluta soledad o casi. Pero no pasa nada: Alcácer, de Paco a Cesc en menos de diez segundos... y canterano de toda la vida. El milagro de La Masía.