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El penúltimo raulista vivo

Agüero no trajo a Abel

Independientemente de lo que suceda mañana contra el Villarreal en casa, transcurrido un mes y medio desde el advenimiento de Abel Resino al banquillo del Atlético de Madrid, ya se puede afirmar sin demasiado temor al error que el canje por Javier Aguirre no fue precisamente la idea más brillante surgida de la factoría Gil y Cerezo S.L. Abel acaba de mandar a escardar cebollinos a Maniche... como hizo Aguirre. Abel ha tenido sus más y sus menos con Agüero por dosificarle... como le sucedió a Aguirre. Abel es acusado abiertamente por la grada de emplear tácticas cobardes... como le pasó a Aguirre. Sí hay que reconocerle sin embargo al veleño un par de novedades interesantes: el enfrentamiento directo con Maxi Rodríguez, ausente en todas las quinielas de Aguirre, y el enfado monumental que otro futbolista decisivo de la plantilla, en este caso Diego Forlán, tiene con él.

De Oporto podía salir un proyecto renacido, más aún tras la épica victoria ante el Barcelona y el empate con sabor a victoria cosechado en el estadio Santiago Bernabéu, o un proyecto con más agujeros que un queso de Gruyère, como así ha sido finalmente. No creo que nadie esperara que el Atlético de Heitinga y Ujfalusi llegara a la final de la Champions, pero, tal y como salió el sorteo de los octavos de final, no era impensable que el equipo se colara entre los ocho mejores de Europa. Quizás no hubiera llegado mucho más allá, pero los cuartos de final no eran una entelequia. La conclusión que Abel extrajo del partido de ida que acabó con empate a dos en el marcador (¡y gracias!) fue que el equipo "no daba para más", pero la que todo el mundo ha sacado del partido de vuelta disputado el miércoles es que quien no da para más parece ser el nuevo entrenador.

El Real Madrid, el otro eliminado de la Champions, fue humillado y ofendido por el Liverpool en Anfield, pero al menos puede lamerse las heridas en la Liga. Con el Barcelona a seis puntos, cuando hace un mes estaba a doce, Juande y los suyos aún pueden soñar con ganar el campeonato. El Madrid, en definitiva, tiene un objetivo, pero... ¿qué objetivo tiene el Atlético de Madrid? ¿Clasificarse para la UEFA? ¿Igualar lo que logró con Aguirre? ¿Para qué cambiar entonces?... Hoy mismo, Abel, que no parece dispuesto a emplear el mismo tono autocrítico del mejicano, ha explicado que en Oporto quiso reservar a Forlán y que él ya se lo explicó al jugador hace quince días. También tuvo mala suerte el Atleti porque, justo el día más importante para el club desde hace muchas temporadas, a Abel le entró un acceso de entrenadoritis aguda, en su versión cruyfitis repentina. Pero, tal y como dijo Agüero, él no trajo a este entrenador, lo trajeron los dueños. Que decidan ahora ellos qué hacer.

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