Dicen quienes le conocen que el consejero delegado del Atlético de Madrid miente hasta cuando dice la verdad. Yo no lo sé porque no he tenido trato con él, aunque sí me llama mucho la atención la extrañísima unanimidad que, en una profesión como la "periodístico-deportiva" en la que todo el mundo discute sobre todo y nadie está de acuerdo con nadie, existe al respecto de ese punto en concreto. Pero Miguel Angel Gil está a punto de romper esa negra estadística al decir una verdad como un templo, una verdad que lleva manteniendo en absoluta soledad desde hace aproximadamente dos meses: para mayor escarnio de Florentino Pérez, parece que Sergio Agüero no jugará finalmente en el Real Madrid. Había aficionados del Atleti que el otro día mandaban mensajes SMS a la tele: "Gracias, Miguel Angel", "Gil ha cumplido con lo que quiere la afición", "que Agüero se vaya al City por un euro antes que al Madrid por 45 millones"...
De forma que, bien es cierto que ante un sector minoritario de la afición colchonera, Miguel Angel Gil pasará de repente de villano a héroe por haberle arruinado la carrera al Kun impidiendo que cumpla con su sueño de vestir la camiseta del Real Madrid. Cuando los Gil accedieron al control del club, el Atlético de Madrid tenía 8 Ligas y el Barcelona 10 mientras que ahora la relación es de 9 por 21; en 24 años han contratado a más de medio centenar de entrenadores y, en los últimos 13, a más de 175 jugadores. Señales de Humo sostiene que deben más de 700 millones de euros y lo cierto y verdad es que, en lo que al aspecto meramente deportivo se refiere, a lo largo de los tres últimos lustros el Atlético ha pasado de ocupar la tercera plaza de la clasificación histórica de la Liga a ser octavo por detrás de Real Madrid, Barcelona, Valencia, Deportivo de La Coruña, Athletic Club de Bilbao, Mallorca y Espanyol.
Parece que Gil dijo la verdad cuando afirmó que Sergio Agüero no iría del Atlético de Madrid al Real Madrid, aunque miente cuando insiste en defender una gestión más negra que el cuervo loco y con más agujeros que un queso gruyere. Es probable que, como dice Gregorio Manzano, el delantero argentino pudo haber elegido un modo más amable y cariñoso de marcharse, pero, con todos esos escalofriantes datos deportivos en la mano, no es cierto en absoluto que el Kun no tuviera razones más que suficientes para salir pitando de ahí tal y como, antes que él, hicieron colchoneros tan destacados y con un corazón tan rojiblanco como Fernando Torres o David de Gea. Agüero no debe ser el foco de las críticas sino Miguel Angel Gil Marín, el hombre que al final dijo una verdad. Sergio trata sólo de huir de la quema y de ponerse a resguardo en un club que tenga un proyecto serio. Agüero huye de Gil.