El Oporto se proclama campeón de Liga en casa del eterno rival

El Oporto se ha proclamado campeón de la Liga portuguesa en una jornada salpicada de incidentes violentos. Por el equipo visitante abrió el marcador el colombiano Freddy Guarín a los nueve minutos de juego y, aunque ocho minutos después el argentino Javier Saviola empató para el Benfica, el partido lo sentenció el brasileño Hulk con un penalti en el minuto 26.

Con 71 puntos en su haber por 55 del Benfica, su más inmediato seguidor, el Oporto es inalcanzable para sus perseguidores y ha arrebatado el título al conjunto de la Luz, que había roto en la temporada pasada una racha de tres campeonatos seguidos del equipo del norte. El Benfica peleó el partido hasta el último minuto pero no logró acortar distancias en un encuentro duro, con nueve amarillas y dos expulsiones.

El argentino Nicolás Otamendi, del Oporto, vio la roja en el minuto 70 por una falta sobre el paraguayo Óscar Cardozo, y éste fue expulsado a su vez en el 87 por otra entrada sobre Belluschi.

Roberto Jiménez, el portero español del Benfica, hizo un magnífico primer tiempo, aunque no pudo hacer nada contra el penalti que le lanzó Hulk. El guardameta brasileño del Oporto, Helton, estuvo aún mejor al desbaratar varias llegadas muy peligrosas del Benfica, que fue perdiendo nervio y efectividad en el segundo tiempo, incapaz de romper el control defensivo de los visitantes.

El Oporto dio una lección de estrategia y temple y, tras una primera media hora de juego agresivo, en el que dominó al Benfica, marcó después el ritmo del partido a su rival, muy poco efectivo. El encuentro fue un choque de las estrellas suramericanas de los dos grandes equipos de la liga portuguesa, con los argentinos Saviola, Eduardo Salvio y Pablo Aimar llevando el peso del juego del Benfica y los colombianos Radamel Falcao y Guarín, el argentino Otamendi y el brasileño Hulk, marcando el ritmo del Oporto.

El encuentro estuvo rodeado de incidentes violentos protagonizados por hinchas de los dos equipos que obligaron a intervenir a la policía y a enfrentarse a grupos de seguidores del conjunto lisboeta con el resultado de varios heridos y detenidos. El Oporto había anunciado que iba a hacer lo imposible para proclamarse campeón en el estadio de su mayor rival y el ambiente estaba caldeado tras varios incidentes entre sus seguidores tras el apedreamiento, en las últimas jornadas de liga, de los autobuses en los que viajaban los jugadores de ambos equipos.