El nuevo Deportivo de Caparrós se lleva la victoria ante un Mallorca calcado al del año pasado

L D (EFE) El Deportivo de Joaquín Caparrós cambió el frac por el traje obrero en la capital balear. Ya no es ese equipo que le agrada adornarse, vistoso y con gusto por el primer toque. Ahora se faja en el campo y tiene más carácter, como le agrada a su técnico. De un plumazo, dejó atrás su derrota en la Copa Intertoto e inicia la Liga con buenas sensaciones.

El equipo de Cúper fue el mismo de la pasada temporada. Sin ideas, huérfano absoluto de talento, apenas inquietó la portería de Molina, con excepción de un cabezazo de Balleteros (min. 33) y otros de Pereyra (min. 56). Con un solo punta, el japonés Yoshito Okubo, el Mallorca pareció anclado en el pasado. De hecho, no gana su primer partido de Liga desde 1997.

Por la retina de los espectadores pasaron imágenes repetidas hasta la saciedad, con un Mallorca encajando goles absurdos y desplegando un juego plano, reiterativo. Por eso, muy pronto se dejaron escuchar las primeras protestas. El Dépor, sin Munitis, Sánchez y Coloccini empezó dubitativo, pero apretó cuando se percató del perfil bajo de su rival. Además del gol de Juanma, pudo ampliar la cuenta con un cabezazo que Andrade estrelló en el travesaño (min. 41).

Los blanquiazules movieron el balón con comodidad y dejaron que los "rojillos" se fueran desgastando, sobre todo, con los primeros abucheos de un público muy insatisfecho con lo que estaba viendo en el césped de Son Moix. Scaloni, Duscher y Sergio impusieron sus galones en el centro del campo, aunque tampoco tuvieron que esforzarse mucho para ganar esa batalla, con un Farinós perdido, Campano intrascendente y el "Guille" Pereyra fallón en todo.

El Mallorca salió con más decisión en la reanudación y logró arrinconar a su adversario durante varias fases del partido. Entre el coraje que le pusieron los "rojillos" y el paso atrás voluntario que dieron los blanquiazules se fraguó una segunda parte con dominio absoluto de los locales. Pudo marcar Pereyra (min. 56) con un cabezazo al ángulo que Molina interceptó con un manotazo providencial. También, varias acciones confusas en el área visitante llevaron el peligro del gol, pero el Dépor ajustó las marcas y conservó su ventaja hasta el final.