(Libertad Digital) Ronaldinho recogía emocionado el galardón y aseguraba que está viviendo "un sueño convertido en realidad imposible de explicar con palabras". El brasileño ofrecía un discurso de agradecimiento breve pero intenso en el que mostraba su deseo de "volver pronto a esta ceremonia". "Quiero dar las gracias a mis compañeros de equipo, tanto en el Barcelona como en Brasil, a mi familia y a Dios por ayudarme y por darme la salud que me permite hacer lo que hago y disfrutar jugando al fútbol", añadía el 10 del Barcelona.
En total, 159 seleccionadores y capitanes han elegido al brasileño como mejor jugador del año. 46 de ellos le han situado en la segunda opción y 23 le han otorgado un punto, como tercera opción. Lampard, por su parte, ha sido reconocido como el mejor del año por 25 seleccionadores, mientras que Eto'o era votado por quince como primera opción. El cuarto jugador más valorado ha sido el francés del Arsenal Thierry Henry, con 172 votos, votado por once entrenadores como el mejor del año, seguido por Adriano (170) y Shevchenko (153).
Lo cierto es que Dinho ha vuelto a brillar con luz propia en la Ópera de Zúrich, escenario de la gala anual de la FIFA, que en su decimoquinta edición ja presentado un espectáculo que mezcló la danza con el deporte rey. El brasileño, ataviado para la ocasión con un traje negro, lograba una diferencia aplastante con respecto a sus compañeros y confirmaba que va camino de marcar una época en el fútbol mundial.
Eto'o, por su parte, se conformó con la medalla de bronce, un premio menor en comparación con el de su compañero, aunque igualmente meritorio que le encumbra como mejor delantero del mundo, habida cuenta de la condición de centrocampistas del brasileño y Lampard. En 2005, el camerunés ha confirmado su explosión como futbolista, especialmente como goleador. Buena prueba de su progresión es la comparativa con el año pasado, cuando fue el decimocuarto más votado en el premio FIFA, con 42 votos. "Mi padre siempre me decía que lo importante es participar, creo que ya he ganado, y lo que vendrá, será bienvenido", comentaba.
La ceremonia, presentada por el ex jugador del Arsenal Ian Wright y por la ex miss de Suiza Lolita Morena, ha servido también para premiar a la ciudad peruana de Iquitos en la distinción del juego limpio y al ex colegiado sueco Anders Frisk en el galardón presidencial de la FIFA. La alemana Birgit Prinz, por su parte, obtenía el premio a la mejor jugadora del año, aunque la votación femenina ha sido más ajustada. La ganadora lograba 513 votos por 429 de la brasileña Marta, tercera en 2004. Shannon Boxx, la tercera en discordia, obtenía 235, y la mexicana del Barcelona Maribel Domínguez, 115.
La gala anual de la FIFA presentó menos alardes que en 2004, cuando se conmemoró el centenario de la organización, combinó de manera acertada las actuaciones de ballet con lo puramente futbolístico. La orquesta de la ciudad de Zurich amenizó la velada, cerrada, como es habitual en estos casos, con el premio gordo, el de mejor jugador del año a Ronaldinho. Junto a Eto'o y Lampard, el brasileño vio su nombre impresionado en la pantalla poco antes de que Ramón Vega, ex internacional suizo, y Gunter Nezter, ex jugador de la selección alemana, le entregasen el trofeo.
Joseph Blatter, presidente de la FIFA, protagonizó los primeros minutos de la ceremonia dando la bienvenida a todas las comitivas representadas en alemán, inglés y castellano, después de atreverse incluso con unos pasos de danza. Al igual que en la gala de 2004, Blatter ha hecho un llamamiento al mundo del fútbol como espejo para erradicar el racismo, al tiempo que lamentaba que aún existan episodios de xenofobia.