L D (Agencias) Ronaldinho, de 24 años, ha sido escogido como mejor jugador del año en primera opción por 48 seleccionadores y por 39 capitanes de otros tantos equipos nacionales.
La Ópera de Zúrich ha sido el escenario de una gala que comenzó con las palabras del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien agradeció su presencia a las numerosas personalidades del mundo del fútbol, entre ellos históricos entrenadores como el argentino Carlos Bilardo o ex jugadores del peso del alemán Franz Beckenbauer. El majestuoso edificio, construido en 1891 y renovado completamente entre 1982 y 1984, reunía así a lo más destacado del fútbol, pero con la atención puesta en el que debía ser su nuevo rey, finalmente el brasileño Ronaldinho.
La gala del centenario de la FIFA, como no podía ser de otro modo, comenzó con ópera, interpretada en primer lugar por el estadounidense Thomas Hampson, tras lo que se dio paso a los dos primeros trofeos de la gala, el del presidente de la FIFA y el Fair Play al juego limpio. Joseph Blatter entregó el primero de estos premios a la Federación de Haití, mientras que el ex jugador británico Bobby Charlton hizo los honores en el segundo con la Federación de Brasil. Los dos galardones se unían en el recuerdo del partido amistoso que la selección brasileña disputó en Puerto Príncipe en medio de fuertes medidas de seguridad
Blatter aprovechó el momento especialmente sensible para solicitar una vez más que acaba el racismo en el fútbol, puesto de relevancia últimamente y cuyo capítulo más destacado a criterio del presidente de la FIFA fue el España-Inglaterra que se jugó recientemente. Después, más ópera, esta vez con papel destacado para el argentino José Cura, que dio paso al tenista Boris Becker, maestro de ceremonias en la concesión del trofeo al mejor jugador del reciente Mundial de fútbol Sala, el brasileño Falcao, quien se deshizo en agradecimientos cuando subió al estrado Del mismo país, Brasil, es el ganador del torneo de Fútbol Interactivo, Thiago Carrico, quien también tuvo su momento de gloria cuando recibió su premio de manos del ex jugador alemán Lothar Matthaus.
Ópera a cargo de José Cura y Thomas Hampson, recuerdo a los planes sociales en favor de los más desfavorecidos de la FIFA y, de inmediato, el premio a la mejor jugadora del año. Las tres candidatas -la alemana Birgit Prinz, la estadounidense Mia Hamm (y la brasileña Marta- salieron al escenario para conocer de mano del ex jugador francés Michel Platini que la vencedora, por segundo año consecutivo, era la jugadora germana, vigente campeona del mundo y, ahora, mejor futbolista de la FIFA. Prinz se impuso con 376 votos, mientras que la segunda posición fue para Hamm (286) y la tercera para Marta (281). La jugadora alemana agradeció en su parlamento la colaboración de sus compañeras de equipo, así como a aquellas personas que le han apoyado en su carrera.
Un nuevo paréntesis musical y turno para el broche final, la coronación de Ronaldinho, con Thierry Henry y Andrei Shevchenko como asistentes de lujo. Los encargados de entregarle el cetro a Ronaldinho fueron el presidente de la FIFA y los ex jugadores Franz Beckenbauer y George Weah. Tras unos segundos de emoción, Ronaldinho vio aparecer su nombre como ganador del trofeo y se dirigió a los asistentes a la Ópera de Zúrich para dar las gracias por la distinción.
El jugador del Barcelona, cuarto brasileño que logra el galardón tras Romario da Souza, Ronaldo (3) y Vitor Borba Rivaldo, todos ellos con pasado azulgrana, calificaba el momento de "muy especial" y se declaraba "muy feliz". Ronaldinho despidió la gala con un apunte ambicioso, porque el brasileño, consciente de la grandiosidad del instante, abogó por repetir en el futuro y prolongar su reinado, algo con lo que también sueñan en Barcelona y que provocó como última imagen la del vicepresidente Sandro Rosell, artífice del fichaje de este jugador por el club catalán, deshecho en aplausos.
La Ópera de Zúrich ha sido el escenario de una gala que comenzó con las palabras del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien agradeció su presencia a las numerosas personalidades del mundo del fútbol, entre ellos históricos entrenadores como el argentino Carlos Bilardo o ex jugadores del peso del alemán Franz Beckenbauer. El majestuoso edificio, construido en 1891 y renovado completamente entre 1982 y 1984, reunía así a lo más destacado del fútbol, pero con la atención puesta en el que debía ser su nuevo rey, finalmente el brasileño Ronaldinho.
La gala del centenario de la FIFA, como no podía ser de otro modo, comenzó con ópera, interpretada en primer lugar por el estadounidense Thomas Hampson, tras lo que se dio paso a los dos primeros trofeos de la gala, el del presidente de la FIFA y el Fair Play al juego limpio. Joseph Blatter entregó el primero de estos premios a la Federación de Haití, mientras que el ex jugador británico Bobby Charlton hizo los honores en el segundo con la Federación de Brasil. Los dos galardones se unían en el recuerdo del partido amistoso que la selección brasileña disputó en Puerto Príncipe en medio de fuertes medidas de seguridad
Blatter aprovechó el momento especialmente sensible para solicitar una vez más que acaba el racismo en el fútbol, puesto de relevancia últimamente y cuyo capítulo más destacado a criterio del presidente de la FIFA fue el España-Inglaterra que se jugó recientemente. Después, más ópera, esta vez con papel destacado para el argentino José Cura, que dio paso al tenista Boris Becker, maestro de ceremonias en la concesión del trofeo al mejor jugador del reciente Mundial de fútbol Sala, el brasileño Falcao, quien se deshizo en agradecimientos cuando subió al estrado Del mismo país, Brasil, es el ganador del torneo de Fútbol Interactivo, Thiago Carrico, quien también tuvo su momento de gloria cuando recibió su premio de manos del ex jugador alemán Lothar Matthaus.
Ópera a cargo de José Cura y Thomas Hampson, recuerdo a los planes sociales en favor de los más desfavorecidos de la FIFA y, de inmediato, el premio a la mejor jugadora del año. Las tres candidatas -la alemana Birgit Prinz, la estadounidense Mia Hamm (y la brasileña Marta- salieron al escenario para conocer de mano del ex jugador francés Michel Platini que la vencedora, por segundo año consecutivo, era la jugadora germana, vigente campeona del mundo y, ahora, mejor futbolista de la FIFA. Prinz se impuso con 376 votos, mientras que la segunda posición fue para Hamm (286) y la tercera para Marta (281). La jugadora alemana agradeció en su parlamento la colaboración de sus compañeras de equipo, así como a aquellas personas que le han apoyado en su carrera.
Un nuevo paréntesis musical y turno para el broche final, la coronación de Ronaldinho, con Thierry Henry y Andrei Shevchenko como asistentes de lujo. Los encargados de entregarle el cetro a Ronaldinho fueron el presidente de la FIFA y los ex jugadores Franz Beckenbauer y George Weah. Tras unos segundos de emoción, Ronaldinho vio aparecer su nombre como ganador del trofeo y se dirigió a los asistentes a la Ópera de Zúrich para dar las gracias por la distinción.
El jugador del Barcelona, cuarto brasileño que logra el galardón tras Romario da Souza, Ronaldo (3) y Vitor Borba Rivaldo, todos ellos con pasado azulgrana, calificaba el momento de "muy especial" y se declaraba "muy feliz". Ronaldinho despidió la gala con un apunte ambicioso, porque el brasileño, consciente de la grandiosidad del instante, abogó por repetir en el futuro y prolongar su reinado, algo con lo que también sueñan en Barcelona y que provocó como última imagen la del vicepresidente Sandro Rosell, artífice del fichaje de este jugador por el club catalán, deshecho en aplausos.