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El Movistar continúa tercero en la cuarta etapa mientas el Piratas y el ABN Amro 1 se alternan en el liderato

La lucha por llegar al Cabo de Hornos, meta volante de la etapa, se está convirtiendo en una nueva carrera y toda una batalla táctica para las embarcaciones que compiten en la cuarta etapa de la Volvo Ocean RACE, entre Wellington y Río de Janeiro. El Piratas y el ABN Amro 1 se alternan en el liderato, mientras que el Movistar mantiene la tercera posición.

L D (EFE) El cambio en el liderato entre el Piratas del Caribe, ahora al frente de la etapa, y el ABN Amro 1, ahora segundo a una milla, es constante. Mientras, el Movistar es tercero, a poco más de 10 millas (19 Km.), y el Brazil 1 ya se ha colocado cuarto después de superar al Ericsson, al parecer con problemas que le hacen perder velocidad.
 
Hasta la llegada a la segunda puerta de paso obligado (situada a 48o latitud Sur y entre 130o y 125o longitud Oeste) las cosas parecían tranquilas a pesar de navegar con casi 30 nudos (55 Km/h.) de viento. El ABN Amro 1 fue el primero en alcanzar la puerta, por el extremo Oeste; a casi dos horas la pasaban el Piratas y el Movistar; a tres y media el Ericsson y siete horas después que el líder, el Brazil 1, que unos 100 Km. más al Norte, después de afrontar vientos de 60 nudos (110 Km/h.) en la noche anterior y cubrir casi 500 millas (925 Km) en 24 horas a una gran velocidad, superó al barco sueco.
 
El ABN Amro 1 y sus perseguidores tomaron rumbo al Sur y a la una de la madrugada viraba al Sudeste para descender en rumbo directo al Cabo de Hornos. El Piratas se quedó unos 30 Km. más al Norte y después se colocó líder de la prueba. El Movistar sigue ahora el rumbo del Piratas hacia las heladas aguas de la Antártida, en lo que Bouwe Bekking, patrón del barco español, llama la "Ruta del Pingüino", marcando a sus dos rivales directos.
 
Mike Sanderson, patrón del ABN Amro 1, ha señalado: "Estamos a unas 2.000 millas (3.700 Km.) del Cabo de Hornos y me preocupan las condiciones de navegación porque nos espera un tiempo que es para echarse a temblar. Si alguna cosa va mal estamos a alrededor 4.000 kilómetros de cualquier punto de tierra firme y lejos de cualquier posibilidad de ayuda exterior importante". "Todos estamos avisados de esto y si algo sucede la única ayuda con que contamos es la de los otros barcos competidores, que deberían venir a rescatarnos o hacer nosotros lo propio", concluyó.

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