El Madrid vuelve a las andadas y no pasa de un decepcionante empate sin goles ante el Villarreal

(Libertad Digital) Fue de más a menos el Madrid en el primer tramo. Es un equipo en construcción y necesita mucha más horas de jornada laboral. Ha recogido un colectivo destruido, con muchos vicios adquiridos y Capello ha comenzado a crecer de atrás hacia delante. Cannavaro es todo un acierto. Es un líder, algo que necesitaba el Madrid desde la marcha de Fernando Hierro. Emerson y Diarra forman un dúo que 'rasca', que aburre al rival. Son dos tipos que por fin dan un respiro a Raúl, que en el primer tiempo, como ya ha ocurrido en pretemporada, volvió a ser el futbolista con las ideas más claras del Real Madrid. Mientras, Cannavaro rebajaba el poderío de Forlán.

A Capello le falta que Cassano despunte de verdad. El italiano salió lanzado, con un peso ya decente, de deportista profesional, pero Cassano fue pura gaseosa. El fuerte calor, en una tarde tórrida, insoportable en pleno estío, pasó factura a Cassano que se fue desinflando poco a poco. El Madrid intenta tener estilo. Ya es algo. El Villarreal, sin bandas, confió en el toque de Riquelme, que no apareció hasta minutos antes del descanso. Senna tuvo la mejor ocasión del partido. A los 30 minutos mandó un balón raso, duro, colocado, pero Iker Casillas sacó una mano de héroe e impidió al Villarreal adelantarse en el marcador.

El Villarreal blindó a Riquelme con Senna y con Somoza, dejó a Cani más suelto en la banda, pero sin un papel determinante. Cani probó fortuna en larga distancia. Por fin se ve a un equipo en la Liga española apostar por el gol desde fuera del área. Cani, en cualquier caso, debe aportar más. Tras el descanso, Capello sacó a Guti. Se fue Cassano. Cambio lógico. Cassano era un tipo obeso que ha hecho régimen, ha perdido kilos, pero aún está muy lejos de ser un futbolista que aguante en serio 90 minutos. Con Guti aclamado por todo el mundo, el Real Madrid debía ganar en precisión, especialmente hacia Van Nistelrooy. El holandés sólo tuvo una. A los 60 minutos, a la contra, cruzó sin suerte un balón a Vieira. Guti no anduvo nada fino. No aportó nada.

El Villarreal, sin prisa, jugó con su pausa habitual. Con Riquelme al mando, más liberado cuando Emerson y Diarra bajaron el fuelle, y con Senna buscando siempre sorprender a Iker. Lo intentó siempre Senna en larga distancia. Capello movió el banquillo. Robinho salió por Beckham. Buscaba más energía. Raúl se echó a la derecha, Robinho jugó en el lado contrario y Guti de enganche con Van Nistelrooy.

Manuel Pellegrini dio descanso primero a Nihat y luego a Forlán. José Mari salió para dar energía en el último cuarto de hora. Del segundo tiempo del Madrid, poco que rescatar, salvo el enorme derroche físico de Salgado, que se multiplicó los 90 minutos para salvar sin suerte los muebles de su equipo. El Villarreal llegó al Bernabéu a no perder, a empatar por encima de todo y se llevó con justicia su premio. El Madrid fue abroncado. La campaña comenzó como acabó. Con el abonado de uñas.