El Madrid vence al Barcelona en uno de los clásicos más descafeinados de los últimos años (76-73)
Tras consumarse su eliminación de la Euroliga, el Real Madrid y el Barcelona han disputado en el Palacio Vistalegre uno de los clásicos del baloncesto español más descafeinados e intrascendentes de los últimos tiempos. El equipo de Bozidar Maljkovic ha terminado venciendo por tres puntos, lo que le relega a la última plaza del grupo E del top-16 después de que los de Manolo Flores ganaran a los blancos de trece en el Palau Blaugrana (84-71).
Ganar importaba, pero menos que otras veces, sobre todo a tan pocas jornadas de las series por el título ACB. Pese a todo, ningún derbi es intrascendente del todo. En éste los dos equipos se despedían de la Euroliga con motivos más que sobrados para sentirse decepcionados y llegó un momento en el que todos se olvidaron de todo y, con unos o con otros, pelearon con la intensidad habitual. El Madrid buscó mucho a los hombres interiores ante la ausencia obligada de Elmer Bennett y la voluntaria de los hombres que Maljkovic reservó. Con los altos y el ritmo de ataques rápidos al que también entró el Barcelona, casi en plan entrenamiento, el Madrid, más obligado por jugar en casa, se hizo con el control del juego.
A un minuto del descanso tenía los doce puntos de diferencia que le habrían hecho falta para desbancar a los azulgranas en la clasificación si hubiera habido algo por lo que luchar (38-26). En otro escenario, habría sido muy distinto. Además, el Madrid tenía una pequeña deuda de honor por la derrota encajada en el Palau. Hubo otro factor que influyó en la mayor intensidad blanca: Maljkovic incluyó en las rotaciones a Alberto Aspe y a David Muñoz, dos jóvenes a los que un clásico, aún descafeinado, les daba una ocasión de oro para reivindicarse.
A fin de cuentas, entre azulgranas y blancos siempre se levanta el muro de la rivalidad. El Madrid regresó del intermedio con la escopeta cargada y alargó la brecha hasta los quince puntos (49-34). Eso no lo podía tolerar el equipo de Manolo Flores por mucho que el resultado diera lo mismo. El Barça reunió entonces en la pista a Bodiroga, a Navarro y a Fucka para contener las ganas locales y el tercer cuarto cobró otro aspecto dentro y fuera del campo. El Barcelona redujo la ventaja rival a cuatro puntos (60-56), la grada subió los decibelios y los dos banquillos empezaron a puntualizar a los árbitros. Retazos típicos de los auténticos derbis.
La prueba de la metamorfosis que experimentó el choque era el quinteto barcelonista del último tramo. Ilievski, Navarro, Bodigora, Fucka y Marc Gasol, un cinco de gala, para intentar remontar (71-61, m.38). Lo que en principio iba a ser un clásico intrascendente alcanzó el último cuarto en plena efervescencia y un triple de Navarro amenazó al cuadro madrileño (72-70), que esta vez sí supo manejar los minutos clave.
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