El Madrid resucita al vencer a un Barcelona que no sabe definir en un superderbi vibrante (2-0)

L D (Guillermo Domínguez) En el Bernabéu se vieron dos estilos de fútbol muy diferentes. Por un lado, el pragmatismo de Fabio Capello frente al fútbol-espectáculo por el que apuesta Frank Rijkaard. Y la partida táctica la ganó el italiano, que apostó de inicio por los mismos once hombres que días atrás habían goleado al Steaua de Bucarest en la Liga de Campeones. En el otro bando, el técnico holandés había sorprendido con la inclusión en el once de Thuram. Así, Márquez se quedaba en el banquillo y pagaba los 'platos rotos' de la derrota frente al Chelsea. También Gio van Bronckhorst, que ni siquiera había entrado en la convocatoria. Su puesto en el lateral izquierdo lo ocupó un Sylvinho, que tenía la difícil misión de pararle los pies a Raúl González.

 

Y fue precisamente el capitán blanco quien encarrilaba muy pronto el partido para los suyos. Sólo habían transcurrido dos minutos cuando Raúl remató de cabeza al fondo de las mallas un pase magistral desde la derecha de Sergio Ramos, haciendo inútil la estirada de Víctor Valdés (1-0). Se crecieron los locales con el tanto y seguían llegando con mucho peligro al área rival. Una de las ocasiones más claras la tuvo Robinho, al inventarse un disparo desde la frontal que obligó a emplearse a fondo al portero azulgrana (m.18). Llegado al ecuador del primer tiempo, pareció cambiar el signo del partido. El Barça empezó a disfrutar de la posesión de la pelota y a llegar con peligro a los pagos de un siempre atento Iker Casillas. Liderados por un genial Leo Messi, los catalanes intentaron empatar con varias incursiones. Una de ellas tuvo como protagonista al propio Messi, que le hizo un túnel espectacular a Cannavaro, aunque su pase de la muerte no supo aprovecharlo un desafortunado Gudjohnsen.

 

El Barcelona seguía a la carga, con Messi siempre desequilibrante. El argentino gozó de otras dos buenas oportunidades poco después: primero con un remate, prácticamente solo ante Iker, que echó incomprensiblemente fuera, y después con una pared con Gudjohnsen, aunque Casillas le quitó la pelota de la bota en los últimos instantes. De ahí al final del primer tiempo, más de lo mismo: el líder de la Liga seguía llegando con peligro mientras el Madrid las veía venir. Además, Emerson, quien antes había visto una tarjeta amarilla, se jugó la expulsión por una dura entrada a -no podía ser otro- Messi que el árbitro Pérez Burrull dejó sin amonestación. El paso por vestuarios fue lo mejor que le podía pasar al Madrid.

 

La segunda parte comenzó por los mismos derroteros, con los azulgrana dominando frente a un Real Madrid que esperaba en su parcela. Y en plena ofensiva visitante llegó el 2-0. Corría el minuto 50 cuando Guti se hizo con un balón en la medular y habilitó a la derecha para Robinho. El brasileño, incisivo una vez más, puso un gran balón a Van Nistelrooy que el holandés sólo tuvo que tocar con la punta de la bota para colocar el 2-0 en el luminoso de Chamartín. Respiraba con este gol el Madrid y empezaba a encarrilar el triunfo. Y de nuevo el internacional 'oranje' fue protagonista cuatro minutos después al intentar superar a Valdés con una vaselina desde la frontal, aunque esta vez no pudo repetir el magnífico gol logrado el pasado martes en Bucarest.

 

Instantes después, Rijkaard decidió enviar a la ducha a Deco, demasiado fallón en el centro del campo, y dar entrada a Giuly con el fin de dar más mordiente al ataque. Después quitaría a un Gudjohnsen desaparecido en combate y sacaría a Saviola, aunque esta vez el Pibito no fue el revulsivo que tanto necesitaba el Barcelona. Mientras, el Madrid seguía a lo suyo. En sólo tres minutos los blancos gozaron de dos buenas ocasiones para empezar a construir la goleada, aunque primero Robinho la echó demasiado alta con todo a favor y después Van Nistelrooy perdonó el 3-0 al estrellar el esférico en el cuerpo de Valdés.

 

Ya en la recta final del choque, Fabio Capello se decidía a mover al fin el banquillo. Dio entrada a Reyes, que reaparecía varias semanas después de su lesión, y el sevillano respondió con eléctricas incursiones por la banda izquierda que supusieron más de un quebradero para Zambrotta. También Beckham, sustituto de un Guti que se dejó la piel en el campo, fue premiado con algunos minutos. De ahí hasta el final, los de Capello se limitaron a dejar pasar el tiempo ante un Barcelona con más mordiente ofensiva que en Londres pero que ha terminado pagando su falta de definición en los últimos metros. Merecida victoria de un Real Madrid que, una semana después de la apática imagen mostrada en Getafe, confirma su resurrección.