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El Madrid irá a por Ribery tras asumir el Bayern su marcha

Franck Ribery es la estrella del momento en el Bayern de Múnich. Tanto el presidente del club, Franz Beckenbauer, como el técnico Jurgen Klinsmann son conscientes de que el jugador quiere cambiar de aires y fichar por un gran club europeo: la Juventus, el Manchester United o el Real Madrid.

L D (EFE) Ribery fue clave la pasada temporada en la conquista de la Bundesliga y este año los mejores partidos del francés son siempre los mejores del Bayern. Sin embargo, en los últimos meses hay mucho que indica que la luna de miel entre el jugador y el club bávaro está llegando a su fin, lo que explica que Franz Beckenbauer -que todavía es presidente del club aunque prácticamente no ejerza como tal- haya dicho que si el francés quiere irse al Real Madrid o al Manchester United, el Bayern no podrá retenerlo.

Ribery ha dicho que quiere jugar en un equipo que pueda ganar la Liga de Campeones y, a continuación, ha exigido refuerzos para el Bayern. Ello, agregado a otra declaración según la cual no puede prometer en donde estará después del verano, suena a una amenaza con no cumplir el contrato, hasta junio de 2011. A ello se suman un par de irresponsabilidades, que han hecho pensar a muchos que Ribery está buscando que lo echen del Bayern para buscar nuevos aires. Se habla de la Juventus, del Manchester United y, cómo no, del Real Madrid.

La primera fue durante la pausa de invierno, en la concentración en Dubai, cuando Ribery decidió probar suerte como conductor de autobuses y trató de darle la vuelta al hotel al volante del vehículo del club, provocando al final un accidente sin consecuencias. La explicación oficial a esa curiosa salida es que Ribery quiso hacer una broma, simulando que se habían robado el autobús. La reacción del club fue reservada y muchos piensan que si el conductor improvisado hubiera sido otro las cosas hubieran sido distintas.

Luego, al regreso de Dubai, en el partido de Copa contra el Stuttgart, hubo un penalti a favor del Bayern, que ganaba por 2-0. Ribery hizo un lanzamiento tan absurdo que le permitió a Jens Lehmann pararlo sin moverse de donde estaba, como si se hubiera tratado de la devolución de un compañero. La cosa no pasó a mayores. Al final el Bayern ganó por 5-1, pero el siguiente penalti lo lanzó Bastian Schweinsteiger, y Ribery recibió críticas que iban desde la acusación de arrogancia hasta la sospecha expresa de que estaba buscando que el club se desesperase con él.

"Ribery se está poniendo un poquito complicado", dijo hace poco Beckenbauer para resumir la situación que vive el club con el jugador, aunque agregaba que no se le podía tomar a mal que quisiera jugar en el Real Madrid o el Manchester United. Beckenbauer es de la convicción de que a un jugador no se le puede mantener a la fuerza, independientemente de si tiene o no un contrato vigente.

La palabra del 'Kaiser' sigue teniendo peso en el Bayern, aunque hace tiempo que se ha alejado del proceso de toma de decisiones dentro del club y las funciones que ejerce son más de las de un presidente honorario que se expresa, con demasiada frecuencia según muchos, a través de los medios de comunicación.

El Bayern tiene actualmente una estructura complicada. De un lado está el club, con una estructura tradicional de socios, del que Beckenbauer es presidente. Pero al lado del club hay también una sociedad de acciones. El club tiene mayoría en la misma, pero las decisiones vienen normalmente de la junta directiva de la sociedad de acciones, que preside Karl-Heinz Rummenigge. Rummenigge, mucho menos espontáneo que Beckenbauer a la hora de decir lo que está pensando, hace tiempo que ha asumido el poder. Detrás de él está Uli Hoennes, director deportivo que a finales de esta temporada deberá abandonar su cargo para suceder a Beckenbauer como presidente del club y presidente del Consejo de Vigilancia de la sociedad de acciones.

La resignación de Beckenbauer ha sido interpretada por muchos con un síntoma de que el Bayern está dispuesto a ceder en el caso Ribery. Pero tanto Rummennige como Hoennes son conocidos por sus dotes de negociadores implacables y, si al final dejan ir a Ribery, procurarán sacar de la situación el mejor partido para el club. En el fondo, el asunto será una cuestión de precio.
 

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