El Madrid explota al máximo su eficacia para lograr la victoria ante un Valencia que le puso más ganas (0-1)

(Libertad Digital) El Madrid ha jugado un partido de los que se califican como práctico, en el que no sufrió en exceso, pero en el que tampoco dio la sensación de ser un equipo poderoso. Tuvieron los blancos más la pelota durante el primer período, aunque tampoco la hacían circular bien. Capello tuvo que recurrir a Reyes para cubrir la baja del lesionado y sancionado Guti, a quien seguramente echó bastante de menos. La única ocasión clara para el Madrid fue una arrancada de Van Nistelrooy (m.17) que Cañizares despejó con el pie.

El Valencia se mostró más compacto en el centro del campo, con Baraja como director de orquesta y Silva como futbolista más destacado, y, con menos balón en su poder, llegó con más frecuencia a las inmediaciones de la meta rival. La salida de Villa, todavía no recuperado de su lesión, y la entrada de Vicente en la banda permitieron que Silva pasara al centro y creara peligro. Prueba de las constantes aproximaciones del Valencia a la meta de Casillas fueron las tres tarjetas con las que se cargó el equipo madrileño en el primer acto. Una de ellas la vio Cannavaro, el ganador del Balón de Oro 2006, que se perderá la próxima jornada liguera ante el Athletic de Bilbao por acumulación de amonestaciones.

La segunda mitad, con Mejía en el lugar de Cannavaro en el eje de la defensa madridista, dio comienzo con el 0-1. Miguel perdió un balón, Roberto Carlos penetró como extremo y Raúl batió a Cañizares con un disparo ajustado al palo derecho. Era la segunda aproximación clara del Real Madrid a la portería del Valencia. A partir de entonces, el equipo local llegó con más peligro al área rival, pero se mostró impreciso y le faltó acierto ante un Real Madrid que no se cerró a ultranza, sabedor de que marcar un segundo gol podría ser definitivo. El juego perdió intensidad y pasó a ser intermitente. La salida de Robinho, sustituido por De la Red, fue una declaración de intenciones. La de Tavano en lugar de Pallardó, también.

 

Pero el Valencia había perdido frescura y el partido entró en el cuarto de hora final de la forma más ventajosa posible para el Real Madrid. A medida que el partido se aproximaba al final, los de Quique Sánchez Flores comenzaron a desquiciarse, se quedaron sin ideas y los de Capello, por contra, tuvieron un final de encuentro  con muchos menos agobios de los que se podían haber previsto tras el 0-1. Sólo una oportunidad de Angulo, sobre la hora, pudo haber dado un empate que habría reflejado mejor la igualdad en un partido bastante discreto por parte de ambos equipos.