L D (EFE) El Celta se jugaba más en el partido, de ahí que asumiera el mando del choque. Sin el uruguayo Canobbio en la convocatoria, el técnico búlgaro apostó por dos jugadores de recorrido para las bandas, Núñez y Gustavo López, pero ambos no lograron entrar demasiado en juego. A los futbolistas locales le quemaba el balón en los pies, y por eso no conseguían hilvanar varios pases consecutivos. Los recursos ofensivos del Celta se limitaron a algún chispazo del argentino Gustavo López por la izquierda, pero tampoco era suficiente para inquietar a Molina. El único disparo entre los tres palos del Celta llegó en el minuto 23, después de un centro de Gustavo López que remató el internacional Borja Oubiña y al que respondió Molina con una extraordinaria actuación.
El Levante, que se limitó a defender, se conformó con no perder y apenas arriesgó en ataque. Sin embargo, a falta de diez minutos para el descanso, se encontró con un dudoso penalti a favor, por un posible agarrón de Tamas en un saque de esquina, que Rubinos Pérez señaló ante el enfado monumental de los futbolistas y aficionados celestes. El argentino Reggi, inexistente hasta ese momento, no desaprovechó la ocasión y transformó la pena máxima. Con los jugadores del Celta descentrados, pensando más en protestar al colegiado que en el choque, el Levante montó un rápido contraataque que dejó sólo a Reggi ante el meta Esteban, que se vio obligado a arriesgar y pudo cometer penalti sobre el atacante, aunque esta vez Rubinos Pérez no quiso saber nada y mandó seguir el juego.
En la reanudación, el Celta salió rabioso y encerró al Levante en su área. Pudo empatar en el minuto 47, pero el rumano Tamas falló en inmejorable posición. Obligado por la necesidad de marcar, el equipo vigués descuidó la defensa, y un desajuste de la retaguardia sobró para que Riga quedara sólo en la frontal y con un sutil toque de calidad enviara el esférico al fondo de la red. Hristo Stoichkov quemó sus bazas y metió en el campo al francés Bamogo para tener más gol. El Celta se lanzó a la desesperada al ataque, sin muchas ideas, pero curiosamente fue cuando más peligro creó porque al Levante le entró el miedo. A falta de media hora para el final, el goleador Fernando Baiano marcó el gol de la esperanza en el mano a mano ante Molina. El Celta empezó a creer en la remontada, pero con el paso de los minutos se fue apagando.
Gustavo López, muy castigado físicamente, desapareció del campo, y su equipo lo echo de menos. Sin las galopadas del argentino por la banda izquierda, el juego del Celta se limitó a dar pelotazos en largo para que Baiano y Bamogo entraran en una guerra inútil con la defensa levantina ya que no lograron crear peligro. Con los fantasmas del descenso presentes en la grada, en el tiempo de descuento Borja Oubiña, con un cabezazo, y Ángel, con un potente disparo desde el borde del área, pudieron darle vida al Celta para lo que resta de temporada, pero quedó claro que no era el día de los celestes porque sendos remates se marcharon por encima del larguero.
El Levante, que se limitó a defender, se conformó con no perder y apenas arriesgó en ataque. Sin embargo, a falta de diez minutos para el descanso, se encontró con un dudoso penalti a favor, por un posible agarrón de Tamas en un saque de esquina, que Rubinos Pérez señaló ante el enfado monumental de los futbolistas y aficionados celestes. El argentino Reggi, inexistente hasta ese momento, no desaprovechó la ocasión y transformó la pena máxima. Con los jugadores del Celta descentrados, pensando más en protestar al colegiado que en el choque, el Levante montó un rápido contraataque que dejó sólo a Reggi ante el meta Esteban, que se vio obligado a arriesgar y pudo cometer penalti sobre el atacante, aunque esta vez Rubinos Pérez no quiso saber nada y mandó seguir el juego.
En la reanudación, el Celta salió rabioso y encerró al Levante en su área. Pudo empatar en el minuto 47, pero el rumano Tamas falló en inmejorable posición. Obligado por la necesidad de marcar, el equipo vigués descuidó la defensa, y un desajuste de la retaguardia sobró para que Riga quedara sólo en la frontal y con un sutil toque de calidad enviara el esférico al fondo de la red. Hristo Stoichkov quemó sus bazas y metió en el campo al francés Bamogo para tener más gol. El Celta se lanzó a la desesperada al ataque, sin muchas ideas, pero curiosamente fue cuando más peligro creó porque al Levante le entró el miedo. A falta de media hora para el final, el goleador Fernando Baiano marcó el gol de la esperanza en el mano a mano ante Molina. El Celta empezó a creer en la remontada, pero con el paso de los minutos se fue apagando.
Gustavo López, muy castigado físicamente, desapareció del campo, y su equipo lo echo de menos. Sin las galopadas del argentino por la banda izquierda, el juego del Celta se limitó a dar pelotazos en largo para que Baiano y Bamogo entraran en una guerra inútil con la defensa levantina ya que no lograron crear peligro. Con los fantasmas del descenso presentes en la grada, en el tiempo de descuento Borja Oubiña, con un cabezazo, y Ángel, con un potente disparo desde el borde del área, pudieron darle vida al Celta para lo que resta de temporada, pero quedó claro que no era el día de los celestes porque sendos remates se marcharon por encima del larguero.
Celta de Vigo, 1: Esteban; Ángel, Tamas, Contreras, Placente (De Riider, m.79); Núñez (Bamogo, m.52), Iriney (Pablo García, m.17), Oubiña, Gustavo López; Nené y Baiano
UD Levante, 1: Molina; Descarga, Alexis, Álvaro, Rubiales; Ettien (D' Diaye, m.50), Tommasi, Camacho, Courtois; Reggi (Kapo, m.61) y Riga (Manolo, m.87)
Goles: 0-1, m.38: Reggi de penalti; 0-2 m.48: Riga; 1-2, m.61: Baiano
Árbitro: Rubinos Pérez (Colegio madrileño). Amonestó a Tamas (m.35), Contreras (m.37), Núñez (m.39), Gustavo López (m.46) y Baiano (m.89), por parte del Celta de Vigo; y a Álvaro (m.40), Reggi (m.45), Ettien (m.50) y Descarga (m.90), por el Levante
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de Liga en Primera División disputado en el estadio municipal de Balaídos ante unos 20.000 espectadores