A la media hora de partido, Pep Guardiola intentó ganar unos segundos tras un saque de banda, le negó un balón a Cristiano Ronaldo y lo lanzó a su lado. Molesto por el vacile, el portugués respondió dándole un empujón al técnico del Barcelona. Víctor Valdés, que contemplaba la escena desde su portería, saltó raudo y se metió en la refriega. Al final, el árbitro Iturralde González acabó sacando tarjeta amarilla a CR7 y al guardameta local.
Ya al final del partido, Iturralde decidió de forma incomprensible alargar el partido tres minutos más, cuando el 4-0 campeaba en el marcador y el Madrid estaba totalmente hundido. Jeffren, que había saltado al campo pocos minutos antes en sustitución de Pedro, marcó el quinto en el descuento para hurgar en la herida del adversario y sus compañeros Gerard Piqué y Eric Abidal lo celebraron mostrando la manita a los futbolistas blancos, que asistían impotentes al vendaval azulgrana.
Fue una humillación innecesaria, a la que Sergio Ramos reaccionó con una patada absurda por detrás a Leo Messi. El lateral derecho madridista, que ya tenía una amarilla, vio la tarjeta roja directa y luego insultó a Xavi, que pasaba por allí, y se encaró con Puyol y le dio un empujón. Sin duda, acciones deplorables que se encargaron de deslucir un clásico donde el Barcelona le dio un repaso en toda regla al Real Madrid.