El Inter se reafirma como líder al asestar un golpe al Milan en un apasionante derbi
El Inter de Milán se ha hecho con el derbi ante el Milán (3-4) en un encuentro interesante, lleno de goles y emocionante hasta el final. Refuerza así su liderato el conjunto interista, que además asesta un duro golpe a un rival que ahora está a catorce puntos del líder. En el otro partido de la jornada, la Roma ha enderezado su rumbo en Liga con una corta victoria a domicilio ante el Udinese.
Esta noche, con 1-4 a su favor el Inter se las complicó con una absurda auto-expulsión de Marco Materazzi por celebrar el cuarto tanto de su equipo, por él anotado. Ya lo que podía ser el partido se pudo presagiar con la confirmación de ambos once iniciales: preocupación y cautela en un casero Milan con un solo punta -Filippo Inzaghi- y un centro del campo reforzado con Ambrosini; agresividad y ambición en un Inter con dos delanteros -Ibrahimovic y Hernán Crespo- y el argentino Javier Zanetti en el centro del campo (Luis Figo en el banquillo). Y así sucedió desde el mismo pitido inicial. Fue el Inter, con una mayor velocidad y presión, quien demostró hambre en busca del mando del balón y de una meta rival que ya empezó a pasar apuros en los primeros minutos.
El Inter tenía una marcha más que el Milan. Entraba por banda, jugaba a un toque y con Stankovic sobre Pirlo ahogaba a un equipo milanista sorprendido y perdido. Y, tras un par de sustos para el portero brasileño milanista Dida, llegó el premio del 0-1 en remate de cabeza de Hernán Crespo (m.17), tras saque de falta. Un tanto que sembró aún en mayores dudas a un Milan impotente, que no sabía como sacudirse el aluvión rival y que se mostraba inoperante en ataque, donde Filippo Inzaghi tenía que pelear en clara inferioridad ante el cuarteto defensivo interista.
No es extraño, pues, que llegará pronto el 0-2 (m.22). Fue con un disparo seco desde poco más allá del borde del área a cargo de Stankovic, que coló el balón en el ángulo superior izquierdo de la meta de un Dida que sólo pudo seguir la trayectoria del esférico. A partir de la media hora, el Milan respiró algo más y se hizo ver por los aledaños del área rival. Kaká y Sedorf estaban más activos; en especial el primero, autor de dos disparos lejanos bien detenidos por el meta brasileño interista Julio César. Este relativo equilibrio de fuerzas era también propiciado por que el Inter bajó su ritmo y prefirió esperar en propio campo para aprovechar los espacios que dejara libres un rival volcado en intentar descontar su desventaja.
En el descanso el técnico milanista Carlo Ancelotti se desdijo: puso en liza dos puntas, al salir Alberto Gilardino y el brasileño Ricardo Oliveira (quitó a Inzaghi y a Ambrosini), y metió el defensa al veterano capitán Paolo Maldini (52 derbis en sus piernas) por Jankulovski. Pero lo que llegó rápidamente fue el mazazo del 0-3, en un contragolpe bien llevado por Stankovic y ejecutado por Ibrahimovic (m.47), que una vez rota el pasado miércoles su sequía realizadora ya suma su segundo gol consecutivo. Olía a goleada por parte del Inter. Pero un zambombazo de Seedorf, tocado en un defensa interista, trajo pronto el 1-3 (m.50) y una ambición en el Milan que hasta entonces no había tenido.
El partido cambió tanto que fue desde ese instantes el Inter, extrañamente descentrado, quien sufría ante las acometidas rabiosas del rival. El Milan rozaba el segundo gol (le fue justamente anulado uno a Gilardino por fuera de juego, m.56) y veía posible una remontada hasta ese instante inimaginable. El cuadro interista cogió miedo y su técnico Roberto Mancini intentó calmarle dando entrada, en defensa, al argentino Nicolás Burdisso por Grosso y, en centro del campo, a Figo por Dacourt. No le fue mal, pues, evidenciando su potencia en acciones a balón parado llegó el 1-4 (m.68), en remate de cabeza de Materazzi tras saque de falta a cargo de Figo.
Materazzi pasó de héroe a villano en sólo segundos, pues la celebración de su gol, camiseta sobre la cara, le trajo la segunda tarjeta amarilla y, con ello, una expulsión innecesaria y que dejaba a su equipo en diez. Lo pagó el Inter con el 2-4 (m.75), obra de Gilardino, en remate de cabeza. El atacante milanista, junto a devolver esperanzas a su equipo, rompía la negativa racha sin anotar en partido oficial que mantenía desde hacía seis meses (el último 22 de abril).
Pudo ser peor para el Inter si su meta Julio César no evidencia en un par de ocasiones sus buenas cualidades, pues un nuevo tanto milanista hubiera dejado los minutos finales más al "rojo vivo" de lo que aconteció con un 3-4, anotado por Kaká (m.91), que llegó ya demasiado tarde para un Milan que había recuperado talante y personalidad sólo al final.
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