L D (EFE) Schumacher (Ferrari), séxtuple campeón del mundo de Fórmula Uno y líder del Mundial 2004, en el que ha ganado las dos primeras pruebas, entrará triunfante en el desierto de Bahrein, mientras que el asturiano Fernando Alonso (Renault) buscará otro podio.
Schumi, ganador de los títulos de 1994 y 1995 con Benetton y los de los últimos cuatro años con Ferrari, auténtico hombre récord de la Fórmula Uno -entre otras plusmarcas tiene la de victorias, con 72- parecía haber culminado su obra el pasado octubre en Suzuka (Japón), donde deshizo a su favor el empate que le unía al argentino Juan Manuel Fangio, ganador de cinco títulos en los años cincuenta.
Pero, aunque los indicios de la pretemporada apuntaban a que 2004 podría ser la fecha de caducidad de su dominio, Schumacher sigue siendo, de momento, el rey indiscutible y como tal se presentará en el moderno circuito de Sahkir, inaugurado el pasado 17 de marzo y construido en mitad del desierto después de que en septiembre de 2002 el reino de Bahrein firmase con Bernie Ecclestone, el mandamás de la Fórmula Uno, un acuerdo para que este país se convierta en parada y fonda del mundial durante las próximas temporadas.
Ganó en Australia y Malasia, donde se contradijeron las teorías que presagiaban el final de la hegemonía del germano, de Ferrari y de los neumáticos Bridgestone y, a pesar de que queda muchísimo campeonato -16 carreras-, los números siguen hablando a su favor: Schumacher lidera con 20 puntos, siete más que su compañero el brasileño Rubens Barrichello, contribuyente a situar de nuevo a la escudería de Maranello al frente de un Mundial de constructores que ganó de forma consecutiva durante los últimos cinco años.
El colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-BMW) -segundo en la última prueba, en Malasia, y tercero en el mundial, con 12 puntos- y Alonso -tercero en Australia y quinto en el Mundial, con ocho puntos, uno menos que el inglés Jenson Button (BAR)- son dos de los principales interesados en que se pare la racha triunfal del equipo del caballo rampante. Montoya, quinto en Melbourne, podría incluso desbancar del liderato al hermano de su odiado compañero Ralf Schumacher si gana en Bahrein y Schumi no pasa del octavo. Aunque es toda una incógnita, el circuito podría venirle bien a la Williams-BMW, segunda en la clasificación por escuderías. Para Kimi Raikkonen, que el año pasado acabó segundo en el Mundial, a dos puntos del alemán más veloz de todos los tiempos, 2004 no ha arrancado bien. El finlandés llega a Oriente Medio con dos abandonos. Tendrá que esmerarse y confiar en que su McLaren MP4/19 Mercedes no le vuelva a fallar.
El objetivo de Alonso en Bahrein, segundo país árabe que alberga un Gran Premio de F-1 -después de Marruecos (1958)- y tercero en el entorno musulmán -Malasia lleva organizando carreras desde hace seis años- será acercarse al rey y buscar un nuevo podio. No en vano, él y su compañero el italiano Jarno Trulli han sido, junto a los de Ferrari, los únicos pilotos que han puntuado en las dos pruebas iniciales, situando a Renault en el tercer puesto por escuderías. El asturiano empezó la temporada de forma brillante, con un tercer puesto en Australia, por detrás de Schumi y Rubinho; pero en la calificación de Malasia se salió de pista y tuvo que arrancar desde el penúltimo puesto de la parrilla de salida, lo que no fue óbice para que protagonizase una sensacional remontada que le ascendió al séptimo puesto final. Posición que hubiese sido mejor aún de no haber cometido los responsables de su equipo un error estratégico que ellos mismos reconocieron tras la prueba de Sepang.
Alonso pasó por Inglaterra y también pudo cargar las pilas en su Asturias natal, "donde no paró de llover durante todo el tiempo", según ha comentado el piloto ovetense, que llegó a Bahrein el martes por la mañana. El miércoles tomó primer contacto -dio una vuelta a pie- con el circuito de Shakir, que ocupa una superficie de 170 hectáreas y fue construido en 16 meses, con un coste de 150 millones de dólares (unos 122,5 millones de euros) y con la intervención de 3.000 trabajadores que emplearon 70.000 metros cúbicos de cemento y 8.500 toneladas de acero. Pero no podrá rodar sobre la pista, de 5.417 metros, hasta este viernes, cuando comiencen los entrenamientos para la prueba del domingo, en la que está previsto que se den 57 vueltas para completar un recorrido total de 308,769 kilómetros.
Schumi, ganador de los títulos de 1994 y 1995 con Benetton y los de los últimos cuatro años con Ferrari, auténtico hombre récord de la Fórmula Uno -entre otras plusmarcas tiene la de victorias, con 72- parecía haber culminado su obra el pasado octubre en Suzuka (Japón), donde deshizo a su favor el empate que le unía al argentino Juan Manuel Fangio, ganador de cinco títulos en los años cincuenta.
Pero, aunque los indicios de la pretemporada apuntaban a que 2004 podría ser la fecha de caducidad de su dominio, Schumacher sigue siendo, de momento, el rey indiscutible y como tal se presentará en el moderno circuito de Sahkir, inaugurado el pasado 17 de marzo y construido en mitad del desierto después de que en septiembre de 2002 el reino de Bahrein firmase con Bernie Ecclestone, el mandamás de la Fórmula Uno, un acuerdo para que este país se convierta en parada y fonda del mundial durante las próximas temporadas.
Ganó en Australia y Malasia, donde se contradijeron las teorías que presagiaban el final de la hegemonía del germano, de Ferrari y de los neumáticos Bridgestone y, a pesar de que queda muchísimo campeonato -16 carreras-, los números siguen hablando a su favor: Schumacher lidera con 20 puntos, siete más que su compañero el brasileño Rubens Barrichello, contribuyente a situar de nuevo a la escudería de Maranello al frente de un Mundial de constructores que ganó de forma consecutiva durante los últimos cinco años.
El colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-BMW) -segundo en la última prueba, en Malasia, y tercero en el mundial, con 12 puntos- y Alonso -tercero en Australia y quinto en el Mundial, con ocho puntos, uno menos que el inglés Jenson Button (BAR)- son dos de los principales interesados en que se pare la racha triunfal del equipo del caballo rampante. Montoya, quinto en Melbourne, podría incluso desbancar del liderato al hermano de su odiado compañero Ralf Schumacher si gana en Bahrein y Schumi no pasa del octavo. Aunque es toda una incógnita, el circuito podría venirle bien a la Williams-BMW, segunda en la clasificación por escuderías. Para Kimi Raikkonen, que el año pasado acabó segundo en el Mundial, a dos puntos del alemán más veloz de todos los tiempos, 2004 no ha arrancado bien. El finlandés llega a Oriente Medio con dos abandonos. Tendrá que esmerarse y confiar en que su McLaren MP4/19 Mercedes no le vuelva a fallar.
El objetivo de Alonso en Bahrein, segundo país árabe que alberga un Gran Premio de F-1 -después de Marruecos (1958)- y tercero en el entorno musulmán -Malasia lleva organizando carreras desde hace seis años- será acercarse al rey y buscar un nuevo podio. No en vano, él y su compañero el italiano Jarno Trulli han sido, junto a los de Ferrari, los únicos pilotos que han puntuado en las dos pruebas iniciales, situando a Renault en el tercer puesto por escuderías. El asturiano empezó la temporada de forma brillante, con un tercer puesto en Australia, por detrás de Schumi y Rubinho; pero en la calificación de Malasia se salió de pista y tuvo que arrancar desde el penúltimo puesto de la parrilla de salida, lo que no fue óbice para que protagonizase una sensacional remontada que le ascendió al séptimo puesto final. Posición que hubiese sido mejor aún de no haber cometido los responsables de su equipo un error estratégico que ellos mismos reconocieron tras la prueba de Sepang.
Alonso pasó por Inglaterra y también pudo cargar las pilas en su Asturias natal, "donde no paró de llover durante todo el tiempo", según ha comentado el piloto ovetense, que llegó a Bahrein el martes por la mañana. El miércoles tomó primer contacto -dio una vuelta a pie- con el circuito de Shakir, que ocupa una superficie de 170 hectáreas y fue construido en 16 meses, con un coste de 150 millones de dólares (unos 122,5 millones de euros) y con la intervención de 3.000 trabajadores que emplearon 70.000 metros cúbicos de cemento y 8.500 toneladas de acero. Pero no podrá rodar sobre la pista, de 5.417 metros, hasta este viernes, cuando comiencen los entrenamientos para la prueba del domingo, en la que está previsto que se den 57 vueltas para completar un recorrido total de 308,769 kilómetros.