L D (EFE) Bobby Fischer fue detenido el pasado 13 de julio en el aeropuerto Narita de Tokio cuando se dirigía a Filipinas, al descubrirse que tenía el pasaporte revocado.
La justicia de Estados Unidos se lo había invalidado al reclamarle por haber violado en 1992 el embargo impuesto a Yugoslavia después de que el ajedrecista aceptara jugar una millonaria revancha ante su viejo rival, el ruso Boris Spassky. La letrada del Fischer ha lamentado la decisión de la justicia nipona y estima que al apelar se retrasará al menos un mes el proceso de deportación, puesto que los tribunales japoneses suelen emplear ese espacio de tiempo en examinar ese tipo de recursos.
Bobby Fischer está tratando por todos los medios de renunciar a la nacionalidad estadounidense, bien sea a través de la boda con una japonesa o bien consiguiendo un pasaporte alemán, aduciendo que su padre legal era de esa nacionalidad. El ajedrecista inició recientemente en Tokio los trámites legales para casarse con la presidenta de la Federación Japonesa de Ajedrez, Miyoko Watai, con quien sostiene que ha vivido los últimos cuatro años.
Sin embargo, los planes de Fischer se hallan bloqueados, puesto que las autoridades japonesas le exigen un pasaporte válido y compadezca ante representantes de su país, algo imposible dado que tiene sus documentos fueron revocados y los responsables de la embajada se muestran remisos a acudir al centro de detención. En cuanto a la nacionalidad alemana, se considera poco probable que las autoridades de ese país se la concedan debido a las repetidas manifestaciones antisemitas y controvertidas declaraciones sobre el holocausto nazi.
Bobby Fischer se convirtió en un héroe en Estados Unidos en plena guerra fría, al romper en 1972 la hegemonía soviética en el ajedrez y arrebatar el título al entonces campeón del mundo, Boris Spaski. Tres años después volvió a sorprender al mundo, pero esta vez, por renunciar al título y afirmar que no volvería a jugar nunca más. Desde entonces desapareció de la vida pública y todas sus fugaces reapariciones han estado cargadas de polémica.
La justicia de Estados Unidos se lo había invalidado al reclamarle por haber violado en 1992 el embargo impuesto a Yugoslavia después de que el ajedrecista aceptara jugar una millonaria revancha ante su viejo rival, el ruso Boris Spassky. La letrada del Fischer ha lamentado la decisión de la justicia nipona y estima que al apelar se retrasará al menos un mes el proceso de deportación, puesto que los tribunales japoneses suelen emplear ese espacio de tiempo en examinar ese tipo de recursos.
Bobby Fischer está tratando por todos los medios de renunciar a la nacionalidad estadounidense, bien sea a través de la boda con una japonesa o bien consiguiendo un pasaporte alemán, aduciendo que su padre legal era de esa nacionalidad. El ajedrecista inició recientemente en Tokio los trámites legales para casarse con la presidenta de la Federación Japonesa de Ajedrez, Miyoko Watai, con quien sostiene que ha vivido los últimos cuatro años.
Sin embargo, los planes de Fischer se hallan bloqueados, puesto que las autoridades japonesas le exigen un pasaporte válido y compadezca ante representantes de su país, algo imposible dado que tiene sus documentos fueron revocados y los responsables de la embajada se muestran remisos a acudir al centro de detención. En cuanto a la nacionalidad alemana, se considera poco probable que las autoridades de ese país se la concedan debido a las repetidas manifestaciones antisemitas y controvertidas declaraciones sobre el holocausto nazi.
Bobby Fischer se convirtió en un héroe en Estados Unidos en plena guerra fría, al romper en 1972 la hegemonía soviética en el ajedrez y arrebatar el título al entonces campeón del mundo, Boris Spaski. Tres años después volvió a sorprender al mundo, pero esta vez, por renunciar al título y afirmar que no volvería a jugar nunca más. Desde entonces desapareció de la vida pública y todas sus fugaces reapariciones han estado cargadas de polémica.