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El Estudiantes vuelve a ganar al Real Madrid y se sitúa a un paso de las semifinales (73-66)

El Adecco Estudiantes ha puesto las semifinales de la Liga ACB y el billete para la próxima Euroliga a tiro de una victoria con dos oportunidades para lograr ambos objetivos, prioritarios en la primera temporada del proyecto iniciado por un Real Madrid que se ha quedado sin margen de error.

L D (EFE) Alberto Herreros tiene razón cuando dice que esta temporada el Madrid juega mejor fuera que en casa. Los veinticinco puntos de diferencia del segundo choque escocieron y el equipo de Julio Lamas, como en el arranque de la serie, apareció en pista concentrado, bien pertrechado en defensa y con una novedad: Antonis Fotsis como pareja interior de Kaspars Kambala.

La incorporación del heleno griego de mayor versatilidad al cinco inicial blanco que volvió a encomendarse al pívot báltico para abrir brecha. El Estudiantes volvió a quedarse rezagado de salida ante la zona visitante, el acierto de Kambala -ocho puntos en cinco minutos- y sus errores en la selección de tiro. Pero seis puntos marcaron la frontera máxima alcanzada por el Real Madrid (6-13). La entrada de Nacho Azofra y Nicola Loncar cambió la dinámica del partido. Apoyado en el rebote, tanto ofensivo como defensivo, la velocidad en las transiciones y una notable mejoría en sus porcentajes, el Estudiantes acabó el primer cuarto por delante (20-18), pero las cosas se torcieron aún más para los hombres del Saporta.

El segundo cuarto, por tercera vez en esta serie, rompió el equilibrio. Los colegiales sólo encajaron cuatro puntos entre el minuto 11 y el 17 y completaron un parcial de 30-9 desde el 6-13 hasta un amplio 36-22 con el Madrid, otra vez, desconcertado, aunque más entero que el sábado pasado. La reacción local colocó once puntos de distancia en el descanso (43-32). Loncar había sido decisivo para dejar ese parcial en el marcador. Su cuenta señalaba trece puntos con los dos últimos cuartos todavía por delante. Otro factor determinante apuntaba a los tiros libres, apartado donde el Madrid presentaba un siete de catorce.

Lucas Victoriano y una nueva pareja de altos, Kambala y Antonio Bueno, fue la apuesta blanca para intentar la remontada. En menos de cuatro minutos los azules ampliaron la brecha a dieciséis puntos (50-34), pero el banco visitante insistió en esa opción y acertó. La estadística del Madrid recogía en ese momento un solo triple en nueve intentos. Sin embargo, hacía jugar a Kambala, que sostuvo en píe a los suyos con diez tantos a lo largo del cuarto. Tanto es así que, gracias a él, el equipo madridista, cortó las salidas en velocidad rivales, entró en un intercambio de canastas equilibrado y recobró la esperanza (55-47).

Los blancos iban solucionando inconvenientes, pero para aspirar en serio a la recuperación necesitaban incrementar la actividad defensiva. Cuando lo lograron se situaron a cinco puntos (61-56) y entonces, de forma incomprensible, perdieron el criterio en ataque, permitieron que el Estudiantes volviera a distanciarse y cargaron con una derrota que les obliga a estirar la serie hasta el quinto encuentro para no quedarse fuera de las semifinales, de la lucha por el título y de la próxima Euroliga.

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