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El Estudiantes vuelve a ganar al Madrid en el Saporta para meterse en semifinales de la ACB (85-90)

El Real Madrid se despide de la lucha por la Liga ACB y de la próxima Euroliga. El Adecco Estudiantes ha vuelto a vencer en el Raimundo Saporta y ya está en semifinales. Le espera un Tau Cerámica que el miércoles se deshacía del DKV Joventut por la vía rápida. Este viernes, Barcelona y Pamesa Valencia también podrían acceder a la penúltima ronda si ganan sus respectivos encuentros frente a Auna Gran Canaria y Unicaja.

L D (EFE) Fracasó el primer proyecto de Lolo Sainz y el Real Madrid ha terminado inédito en las tres competiciones. El objetivo prioritario, la Euroliga, también ha volado.

Pero el equipo de Julio Lamas ha respondido al ultimátum que tenía encima con orgullo, aunque sin resolver sus grandes lagunas, esparcidas por ambos lados de la cancha. Le cuesta atacar y para proteger el aro sufre un auténtico calvario. Si no fuera por la decisiva influencia que el factor psicológico ejerce sobre el rendimiento individual y colectivo, los blancos habrían entrado en barrena sin remisión, aunque así terminaron a fin de cuentas. Pero en un equipo donde juega Elmer Bennett siempre hay un rincón para la esperanza. El base estadounidense neutralizaba la precipitación que se adueñó del inicio, pese a los errores ofensivos y el recurrente problema el poder reboteador estudiantil plantea a los blancos, consiguió abrir una pequeña brecha (13-9).

El banco local ya había tenido que modificar antes de tiempo su quinteto y dar entrada a Antonio Bueno para ganar la partida por alto. Bennett, sin embargo, es humano. El cansancio acumula en sus piernas salta a la vista. Lucas Victoriano le dio respiro y, acto seguido, el Madrid volvió a perderse. Del 13-9 con Bennett pasó al 17-22 que cerró el primer cuarto con los últimos nueve puntos visitantes anotados desde la línea de tiros libres. La escapada colegial terminó con 19-27, justo en el momento en que el de Memphis regresó al parqué. El Madrid renació de nuevo guiado por Bennett. Un parcial de 13-4 cambió el signo del choque (32-31), pero en los prolegómenos del descanso salió a relucir la sobrecarga de minutos que pesa sobre el estadounidense. Cuando las piernas se paran también se bloquea la mente. Dos pases seguidos entregados al contrario, pases que Elmer Bennett raramente falla, dieron al Estudiantes la oportunidad de marcharse al descanso con ventaja (36-40).

Los de Pepu Hernández seguían explotando sus bazas con inteligencia, a la espera de que el paso del tiempo y la ansiedad hicieran mella en el rival. Bennett salió dispuesto a comerse a quien se le pusiera por delante. La ambición y el afán por multiplicarse para tapar las carencias de los suyos acabaron por pasarle factura. En el minuto 25 le cayó la cuarta personal y tuvo que salir del campo. El Madrid debió verlo todo perdido, pero con la marcha del base norteamericano salió del pozo. Sufrió una metamorfosis instantánea y sorprendente para comenzar defender con el corazón, a pelear con el alma y a mostrar ganas, lo único que podía llevarles al quinto partido.

El milagro sin Bennett sonaba a utopía, y Bennett salió de la banda para batirse el cobre. La madre de todas las batallas le esperaba sobre la pista y, también, aunque no quisiera verlo, la derrota. El adversario, impasible, manejó sus posiciones con frialdad, astucia y acierto para llegar al minuto 36 con diez puntos de renta (66-76). Sentía la fuerza de los ganadores, de los que se saben superiores. Sentía el final de la eliminatoria muy, muy próximo, y el final llegó, las semifinales también y, con ellas, el billete para la Euroliga. El Real Madrid ya está definitivamente desahuciado.

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