El Espanyol vuelve a coger aire y frena las aspiraciones de Champions de un ineficaz Celta

L D (EFE) Capaz de lo mejor y lo peor, el Espanyol encontró en el Celta un rival muy adecuado para recuperarse de la irregularidad que le había colocado demasiado cerca del descenso. Aspirantes a la Champions, los gallegos sólo se pusieron manos a la obra cuando el partido ya estaba cuesta arriba. Ni Baiano, ni Cannobio, ni Silva tuvieron un día inspirado, y el equipo celeste no encontró más recursos para mantener el pulso. En cambio, el Espanyol sí. Habría que remontarse a temporadas atrás para ver al equipo catalán tan efectivo. Sin ofrecer un juego vistoso, el bloque de Lotina eligió el camino del medio. Transitó por la vía más directa, con balones largos que Tamudo se encargó de exprimir al máximo con la ayuda de Luis García.

Con dos delanteros tan animosos, el Espanyol se encontró en su salsa, aplicando la vieja fórmula de una retaguardia sólida y una delantera móvil y muy suelta. Y al Celta le aparecieron vías de agua en toda su trinchera defensiva: Sergio y Contreras, dos centrales más contundentes que rápidos, sufrieron ante la velocidad de Tamudo. Los laterales, Ángel y José Enrique, jugaron sin brújula. Apenas defendieron, porque el Espanyol se olvidó de las bandas, pero tampoco se sumaron al ataque.

Superior técnicamente, el equipo gallego arrancó demasiado frío. Por momentos rozó la indolencia, dejando para otra ocasión su juego de combinación, frente a un rival muy concentrado en el césped.  Con Fredson y Costa como tapones en la medular, no es noticia que todo el juego ofensivo del Espanyol pase por las piernas de Iván de la Peña. Pero Lo Pelat leyó bien el partido y no se dedicó a conducir la pelota o a recortar a un rival ya superado, sino que se convirtió en el surtidor de balones largos que demandaba el esquema de su equipo, con Tamudo y Luis García barriendo todo el frente de ataque.

Así llegó el primer gol del partido, tan tempranero que desarmó al Celta de mala manera. Luis García recogió en la línea de fondo un balón largo de De la Peña -casi 50 metros-, lo pinchó al más puro estilo Zidane y envió un pase atrás para que Tamudo lo empujase plácidamente al fondo de las mallas. No encontró argumentos el Celta para contestar el gol. Ni siquiera cuando Armando Sá fue expulsado con roja directa casi a la media hora de juego tras una falta a De Ridder. Demasiado solo arriba, Baiano se empeñó en bajar a la línea de tres cuartos para tratar de hacerse con algún balón, aunque tampoco hubo manera. De su conexión con Canobbio no hubo noticias, y tampoco Oubiña, Silva o Jorge pusieron en aprietos al meta Gorka Iraizoz.

 

Todo lo que no tuvo el Celta le sobró al Espanyol, sobre todo acierto y centrocampistas con llegada, como es el caso de Fredson. El brasileño supo acompañar una jugada de ataque de su equipo y encontró un hueco en el vértice del área para enviar un disparo seco y potente que sorprendió a Pinto. Con el 2-0 se llegaría al descanso. Reaccionó el Celta tras la reanudación, pero no le alcanzó con las buenas intenciones. Buscó la banda que Armando Sá había dejado huérfana -Jarque ejercía de lateral improvisado-, con un De Ridder muy activo, pero no acabó de encontrar la conexión con Canobbio o Baiano. Tampoco Perera, que sustituyó el a Silva en el descanso, pudo retocar el guión del partido. Es cierto que el Celta ocupó el campo rival casi por completo, pero fue un monólogo inofensivo y no creó grandes ocasiones.