L D (EFE) El Celta sucumbió ante el poderío en el juego aéreo del Newcastle y se complica su futuro en la Copa de la UEFA. Dos goles en jugadas de estrategia del equipo inglés destrozaron a un Celta que llevó el peso del encuentro pero mostró falta de pegada en punta. El partido arrancó con la quinta marcha puesta. El español del Newcastle Albert Luque tuvo una inmejorable oportunidad nada más comenzar el choque, tras un error de Angel, pero su disparo se marchó fuera. El partido prometía. Se jugaba a un ritmo endiablado, con mucha intensidad, y el Celta estaba cómodo sobre el campo. El equipo de Fernando Vázquez tocaba con facilidad en el centro del campo, tenía la posesión del esférico.
Y de ese dominio rápidamente sacó provecho del equipo celeste, pues en el minuto 8 Canobbio daba muestras de su calidad con un golazo, desde el borde del área, que hizo inútil la estirada del meta Given. El tanto desarboló al Newcastle, que desapreció del choque. El equipo de Glenn Roedor recurrió al pelotazo como recurso para sorprender a su rival, y la táctica le salió de maravilla a los Urracas, ya que al filo del descanso el delantero francés Antoine Sibierski empataba el partido con un gol de cabeza tras un error de la zaga celeste.
En la segunda parte el guión del encuentro no varió demasiado. El Celta continuó llevando el peso del juego, aunque apenas creaba peligro. Vázquez buscó frescura en el banquillo con la entrada de Perera y Gustavo López, pero no fue suficiente para superar el muro defensivo implantado por el Roeder. El Celta sólo mostraba flaqueza en las jugadas a balón parado, y el Newcastle lo sabía. Por eso, los ingleses insistieron en colgar balones para buscar el gol de la victoria. Y cuando el resultado parecía ya inamovible, en el minuto 85, de nuevo a balón parado, el el central Taylor cabeceó al fondo de la red un córner ejecutado por el español Albert Luque.
Y de ese dominio rápidamente sacó provecho del equipo celeste, pues en el minuto 8 Canobbio daba muestras de su calidad con un golazo, desde el borde del área, que hizo inútil la estirada del meta Given. El tanto desarboló al Newcastle, que desapreció del choque. El equipo de Glenn Roedor recurrió al pelotazo como recurso para sorprender a su rival, y la táctica le salió de maravilla a los Urracas, ya que al filo del descanso el delantero francés Antoine Sibierski empataba el partido con un gol de cabeza tras un error de la zaga celeste.
En la segunda parte el guión del encuentro no varió demasiado. El Celta continuó llevando el peso del juego, aunque apenas creaba peligro. Vázquez buscó frescura en el banquillo con la entrada de Perera y Gustavo López, pero no fue suficiente para superar el muro defensivo implantado por el Roeder. El Celta sólo mostraba flaqueza en las jugadas a balón parado, y el Newcastle lo sabía. Por eso, los ingleses insistieron en colgar balones para buscar el gol de la victoria. Y cuando el resultado parecía ya inamovible, en el minuto 85, de nuevo a balón parado, el el central Taylor cabeceó al fondo de la red un córner ejecutado por el español Albert Luque.
Fácil victoria del Sevilla ante el Sporting de Braga
El actual campeón de la Copa de la UEFA y de la Supercopa de Europa se encontró con un rival que se queda con tres puntos en tres partidos y que dio guerra para certificar también su clasificación, pero que una vez encajado el 1-0 se desmoronó y no tuvo poder de reacción frente a un Sevilla que anda confiado en sus posibilidades y en sus muchos recursos. Los técnicos sevillistas habían avisado de que el rival, pese a no ser uno de los históricos del fútbol luso, era un adversario bien formado y que llegaba a Sevilla como tercero en la clasificación del campeonato doméstico y con victorias ante reconocidos del fútbol europeo como el Oporto o el Benfica.
Juande Ramos, por ello, no quiso especular y puso sobre el terreno a todo su arsenal, pero pronto se dio cuenta de que la previsiones eran exactas y que el Sporting no vino a la capital andaluza a encerrarse ni a amarrar el empate. El equipo que entrena Rogério Goncalves, técnico que ha sustituido recientemente en el banquillo a Carlos Carvalhal, se dispuso bien sobre el terreno, cerró las peligrosas bandas locales y salió rápido a la contra.
El Sporting dio un aviso de sus intenciones a los seis minutos, cuando el brasileño Césinha metió el balón en la meta de Andrés Palop, pero el árbitro anuló la jugada por fuera de juego previo. Los sevillistas, pese a este lance, tuvieron el control del juego, aunque tuvieron que trabajar mucho para no verse sorprendidos en la defensa y cuando se pusieron delante del meta Paulo Santos no supieron definir las jugadas en gol.
Así se entró en la fase final de la primera parte, con un equipo, el español, que acrecentó su dominio en busca de abrir el marcador, y otro, el portugués, que no se descompuso en la defensa. Pero el premio a la constancia llegó poco antes del descanso y de la manera más lógica, por la banda derecha, donde los brasileños Daniel Alves y Adriano Correia estuvieron muy entonados y de ellos salió un centro al área que no desaprovechó su compatriota Luis Fabiano. En la segunda parte el Sevilla, con el marcador a favor, bajó una velocidad a su juego para controlar la situación con menor desgaste y entonces se vio a un rival con menos recursos ofensivos y un equipo local suficiente en la defensa.
No obstante, el 1-0 fue un resultado corto y eso dio cierta incertidumbre al partido, sobre todo porque avanzó el choque sin que el Sevilla se pusiera claramente de gol. Entró al terreno el uruguayo Ernesto Chavantón, que debutaba con el equipo andaluz en la Copa de la UEFA tras una campaña casi inédita por una lesión de espalda, y pareció que hubo algo de más frescura en el ataque. Fue precisamente el uruguayo el que consiguió su primer gol oficial como sevillista a falta de un cuarto de hora para que se cumpliera el tiempo reglamentario y dejó el partido sentenciado y además con un adversario entregado que pudo recibir algún tanto más.
Juande Ramos, por ello, no quiso especular y puso sobre el terreno a todo su arsenal, pero pronto se dio cuenta de que la previsiones eran exactas y que el Sporting no vino a la capital andaluza a encerrarse ni a amarrar el empate. El equipo que entrena Rogério Goncalves, técnico que ha sustituido recientemente en el banquillo a Carlos Carvalhal, se dispuso bien sobre el terreno, cerró las peligrosas bandas locales y salió rápido a la contra.
El Sporting dio un aviso de sus intenciones a los seis minutos, cuando el brasileño Césinha metió el balón en la meta de Andrés Palop, pero el árbitro anuló la jugada por fuera de juego previo. Los sevillistas, pese a este lance, tuvieron el control del juego, aunque tuvieron que trabajar mucho para no verse sorprendidos en la defensa y cuando se pusieron delante del meta Paulo Santos no supieron definir las jugadas en gol.
Así se entró en la fase final de la primera parte, con un equipo, el español, que acrecentó su dominio en busca de abrir el marcador, y otro, el portugués, que no se descompuso en la defensa. Pero el premio a la constancia llegó poco antes del descanso y de la manera más lógica, por la banda derecha, donde los brasileños Daniel Alves y Adriano Correia estuvieron muy entonados y de ellos salió un centro al área que no desaprovechó su compatriota Luis Fabiano. En la segunda parte el Sevilla, con el marcador a favor, bajó una velocidad a su juego para controlar la situación con menor desgaste y entonces se vio a un rival con menos recursos ofensivos y un equipo local suficiente en la defensa.
No obstante, el 1-0 fue un resultado corto y eso dio cierta incertidumbre al partido, sobre todo porque avanzó el choque sin que el Sevilla se pusiera claramente de gol. Entró al terreno el uruguayo Ernesto Chavantón, que debutaba con el equipo andaluz en la Copa de la UEFA tras una campaña casi inédita por una lesión de espalda, y pareció que hubo algo de más frescura en el ataque. Fue precisamente el uruguayo el que consiguió su primer gol oficial como sevillista a falta de un cuarto de hora para que se cumpliera el tiempo reglamentario y dejó el partido sentenciado y además con un adversario entregado que pudo recibir algún tanto más.
El Espanyol vapulea al Zulte-Waregem belga
El Espanyol ha logrado su clasificación virtual para los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA tras derrotar con solvencia al Zulte Waregem belga, un equipo demasiado inocente que encajó cuatro goles en la primera media hora de juego y que nunca puso en aprietos a un Espanyol muy efectivo, líder del grupo F gracias a sus dos victorias en sendos encuentros. En un partido perfecto para reencontrarse con el buen fútbol, el Espanyol protagonizó un arranque tan eléctrico que le permitió hacer historia: nunca había logrado más de cinco goles en competición europea, y hacía exactamente 50 años que no firmaba seis en un partido oficial.
Llegaba el conjunto belga desde la primera plaza del grupo, pero le vino grande el estadio de Montjuic. El Zulte, un equipo semiprofesional, decimoquinto clasificado en la Liga belga, estuvo muy lejos del que había ganado sus dos primeros partidos del grupo, frente al Sparta de Praga y el Austria de Viena. Se puso por delante el equipo de Ernesto Valverde a los diez minutos de juego, en una jugada personal de Coro. El extremo caracoleó por el borde del área, trianguló con Luis García y conectó un buen zurdazo que se coló en la red del Zulte.
Ayudado por la inocencia del equipo belga, el Espanyol disfrutó de un inicio tan esperanzador que logró el 2-0 al cuarto de hora, en un centro templado de Riera que Pandiani atacó de cabeza, muy a su estilo. El partido, definitivamente, empezaba a oler a goleada. Tanto terreno cedió el Zulte que el Espanyol se dio el lujo de jugar con la soltura que no le permiten los partidos de Liga. Sostenido por De la Peña, distribuidor de todo el juego de ataque, cómodo con tantos espacios en la medular, el Espanyol utilizó ambas bandas, gestionó bien la posesión de balón y regaló a la grada un fútbol de alta escuela frente a un rival, eso sí, muy frágil.
El Zulte pidió la palabra poco después, en un remate de Matthys, que remató a gol ante la pasividad de los centrales. Pero el Espanyol ni siquiera tuvo tiempo de lamentarse. Un minuto después, De la Peña botó una de sus típicas faltas desde la línea de medios y Luis García peleó el remate, pero fue Sergeant quien anotó en propia puerta. Corría el minuto 18 y el equipo local ya ganaba 3-1 para regocijo de una grada poco acostumbrada a tales dispendios. Para seguir con la fiesta, el propio Luis García transformó el cuarto desde el punto de penalti a la media hora de juego. El panorama invitaba a una goleada mayúscula, pero casi por instinto, el Espanyol levantó el pie del acelerador y el ritmo del partido bajó notablemente.
El Zulte anotó su segundo gol ya en la reanudación a la salida de un córner aprovechando un fallo de Gorka. El Espanyol se quedó ligeramente aturdido tras el 4-2 y ofreció ciertas dudas, aunque nunca vio peligrar el resultado y supo rematar la faena con un par de goles más que dejaron a la grada muy satisfecha. Primero fue Luis García el encargado de culminar un contragolpe en un mano a mano ante Merlier y después, Pandiani, nuevamente de cabeza, quienes redondearon una goleada histórica en Montjuic que deja al conjunto de Ernesto Valverde en una posición privilegiada, líder del grupo F y con el pase a dieciseisavos de final prácticamente asegurado.
Llegaba el conjunto belga desde la primera plaza del grupo, pero le vino grande el estadio de Montjuic. El Zulte, un equipo semiprofesional, decimoquinto clasificado en la Liga belga, estuvo muy lejos del que había ganado sus dos primeros partidos del grupo, frente al Sparta de Praga y el Austria de Viena. Se puso por delante el equipo de Ernesto Valverde a los diez minutos de juego, en una jugada personal de Coro. El extremo caracoleó por el borde del área, trianguló con Luis García y conectó un buen zurdazo que se coló en la red del Zulte.
Ayudado por la inocencia del equipo belga, el Espanyol disfrutó de un inicio tan esperanzador que logró el 2-0 al cuarto de hora, en un centro templado de Riera que Pandiani atacó de cabeza, muy a su estilo. El partido, definitivamente, empezaba a oler a goleada. Tanto terreno cedió el Zulte que el Espanyol se dio el lujo de jugar con la soltura que no le permiten los partidos de Liga. Sostenido por De la Peña, distribuidor de todo el juego de ataque, cómodo con tantos espacios en la medular, el Espanyol utilizó ambas bandas, gestionó bien la posesión de balón y regaló a la grada un fútbol de alta escuela frente a un rival, eso sí, muy frágil.
El Zulte pidió la palabra poco después, en un remate de Matthys, que remató a gol ante la pasividad de los centrales. Pero el Espanyol ni siquiera tuvo tiempo de lamentarse. Un minuto después, De la Peña botó una de sus típicas faltas desde la línea de medios y Luis García peleó el remate, pero fue Sergeant quien anotó en propia puerta. Corría el minuto 18 y el equipo local ya ganaba 3-1 para regocijo de una grada poco acostumbrada a tales dispendios. Para seguir con la fiesta, el propio Luis García transformó el cuarto desde el punto de penalti a la media hora de juego. El panorama invitaba a una goleada mayúscula, pero casi por instinto, el Espanyol levantó el pie del acelerador y el ritmo del partido bajó notablemente.
El Zulte anotó su segundo gol ya en la reanudación a la salida de un córner aprovechando un fallo de Gorka. El Espanyol se quedó ligeramente aturdido tras el 4-2 y ofreció ciertas dudas, aunque nunca vio peligrar el resultado y supo rematar la faena con un par de goles más que dejaron a la grada muy satisfecha. Primero fue Luis García el encargado de culminar un contragolpe en un mano a mano ante Merlier y después, Pandiani, nuevamente de cabeza, quienes redondearon una goleada histórica en Montjuic que deja al conjunto de Ernesto Valverde en una posición privilegiada, líder del grupo F y con el pase a dieciseisavos de final prácticamente asegurado.