L D (EFE) Comenzó despistado y poco acertado en el tiro, encajando incluso un parcial de 0-5 en el primer minuto y medio de juego, pero al Barcelona no le costó entonarse. Lo hizo, como de costumbre, al ritmo de juego que marcó Navarro, muy intermitente a lo largo del partido debido a las rotaciones de Ivanovic. El conjunto azulgrana se despegó en el tercer cuarto ante la apatía del CSKA, irreconocible en el Palau durante la primera mitad. El campeón de Europa, que sólo había perdido un partido, se desdibujó de tal manera que el Barcelona jugó casi a placer.
Ayudado por los horribles porcentajes de tiro del CSKA, que firmó tan sólo diez puntos en el segundo cuarto, el Barcelona se lanzó a la conquista del partido y alcanzó el descanso con una ventaja de 16 puntos (43-27). A falta de Navarro, Lakovic sostuvo al equipo y Kakiouzis, Basile y Grimau mantuvieron al equipo ruso a raya gracias a una gran defensa y un notable acierto ofensivo. Sin norte, el CSKA no encontraba referente alguno: anulado Papaloukas, fuera del partido Holden, diluidos Langdon y Andersen, el equipo de Ettore Messina parecía dimitir inexorablemente del partido: sus porcentajes al descanso reflejaban su inconsistencia: 31 por ciento en tiros de campo, ningún triple en siete intentos y 11 rebotes por 24 del Barcelona; cifras impropias de un campeón de Europa.
Sin embargo, el descanso rompió en mil pedazos la concentración del Barcelona y resucitó al equipo ruso. Fiel a su costumbre, el Barça dilapidó toda la ventaja que había ido acumulando en un tercer cuarto para olvidar. Sólo firmó siete puntos y encajó un parcial de 2-15. Papaloukas y el belga Van den Spiegel superaron a la defensa de Ivanovic para llegar al tramo decisivo del partido en un apretado 50-48 (min. 30).
El último cuarto se convirtió en un constante intercambio de golpes. A los triples de un resucitado Holden reaccionó Lakovic sosteniendo a su equipo hasta el último suspiro: faltaban cuatro segundos para el final del partido, con el marcador 62-65, y el base esloveno asumió la responsabilidad de jugarse el triple para empatar el choque ante un Palau entregado (65-65). El partido le daba una segunda oportunidad al Barcelona para derrotar al vigente campeón de la Euroliga.
En la prórroga, el CSKA volvió a castigar al Barcelona desde el perímetro. Todos los recursos desaprovechados por los rusos en los 40 minutos anteriores salieron a escena en el tiempo añadido. Langdon y Holden, máximo anotador del encuentro con 18 puntos, contribuyeron decisivamente a que su equipo firmase un parcial de 3-11 para alcanzar el último minuto de la prórroga con una cómoda ventaja (70-76). Lo intentó el Barcelona, pero sin demasiada fe, y un tapón de Van den Spiegel a Basile evidenció su impotencia. Una vez más, el equipo azulgrana había desperdiciado una victoria que parecía asegurada y que además, le habría asegurado la segunda plaza de su grupo.
Ayudado por los horribles porcentajes de tiro del CSKA, que firmó tan sólo diez puntos en el segundo cuarto, el Barcelona se lanzó a la conquista del partido y alcanzó el descanso con una ventaja de 16 puntos (43-27). A falta de Navarro, Lakovic sostuvo al equipo y Kakiouzis, Basile y Grimau mantuvieron al equipo ruso a raya gracias a una gran defensa y un notable acierto ofensivo. Sin norte, el CSKA no encontraba referente alguno: anulado Papaloukas, fuera del partido Holden, diluidos Langdon y Andersen, el equipo de Ettore Messina parecía dimitir inexorablemente del partido: sus porcentajes al descanso reflejaban su inconsistencia: 31 por ciento en tiros de campo, ningún triple en siete intentos y 11 rebotes por 24 del Barcelona; cifras impropias de un campeón de Europa.
Sin embargo, el descanso rompió en mil pedazos la concentración del Barcelona y resucitó al equipo ruso. Fiel a su costumbre, el Barça dilapidó toda la ventaja que había ido acumulando en un tercer cuarto para olvidar. Sólo firmó siete puntos y encajó un parcial de 2-15. Papaloukas y el belga Van den Spiegel superaron a la defensa de Ivanovic para llegar al tramo decisivo del partido en un apretado 50-48 (min. 30).
El último cuarto se convirtió en un constante intercambio de golpes. A los triples de un resucitado Holden reaccionó Lakovic sosteniendo a su equipo hasta el último suspiro: faltaban cuatro segundos para el final del partido, con el marcador 62-65, y el base esloveno asumió la responsabilidad de jugarse el triple para empatar el choque ante un Palau entregado (65-65). El partido le daba una segunda oportunidad al Barcelona para derrotar al vigente campeón de la Euroliga.
En la prórroga, el CSKA volvió a castigar al Barcelona desde el perímetro. Todos los recursos desaprovechados por los rusos en los 40 minutos anteriores salieron a escena en el tiempo añadido. Langdon y Holden, máximo anotador del encuentro con 18 puntos, contribuyeron decisivamente a que su equipo firmase un parcial de 3-11 para alcanzar el último minuto de la prórroga con una cómoda ventaja (70-76). Lo intentó el Barcelona, pero sin demasiada fe, y un tapón de Van den Spiegel a Basile evidenció su impotencia. Una vez más, el equipo azulgrana había desperdiciado una victoria que parecía asegurada y que además, le habría asegurado la segunda plaza de su grupo.