El Barcelona se acuesta líder en solitario con una justa pero sufrida ante el Deportivo (2-1)

(Libertad Digital) Rijkaard dijo en la víspera que había llegado el momento de "pisar el acelerador" para demostrar que la Liga tiene dueño, y su equipo le hizo caso, aunque confundió velocidad con precipitación. El Barça de los primeros minutos fue eléctrico. Con las líneas muy juntas y los hombres de arriba presionando la salida del balón, el conjunto azulgrana se apremió en la recuperación y rápidamente se adueñó del esférico.

En este arranque prometedor llegó la primera ocasión de los azulgrana: un disparo de Xavi que se marchó fuera por poco. Parecía que el Barcelona podría darse un festín, pero sólo fue un espejismo. El Dépor, pese a que sólo se acercó con peligro durante la primera mitad en un remate a la media vuelta de Andrade que Valdés envió a córner, mantuvo a raya al líder. De Guzmán y Juan Rodríguez trabajaron a destajo en el centro de campo y la movilidad de Cristian, Estoyanoff o Verdú tuvo en jaque a la defensa azulgrana durante muchos minutos del primer tiempo.

Al Barça le costaba salir y sólo se acercó a la portería de Aouate en un lanzamiento de falta de Ronaldinho. El árbitro, Ayza Gámez, tampoco ayudó a que los locales fueran cogiendo el ritmo al choque, al parar el partido una y otra vez señalando numerosas faltas en el centro del campo. Así pues, el encuentro empezó a cocinarse con los ingredientes que más beneficiaban al Depor: lucha, brega, imprecisión. En definitiva, un partido incómodo, trabado, del que el Barça no parecía saber sacar partido. Hasta que apareció Ronaldinho para que se reivindicara por enésima vez como el jugador más decisivo del campeonato, dejar sentado a Coloccini con un sombrero de 'crack' y colgarle un balón a Messi entre líneas, que el argentino bajó con el pecho antes de fusilar a Aouate justo antes del descanso (m.44).

El conjunto gallego acusó el gol al inicio de la segunda mitad y pareció dimitir del partido cuando, a los cinco minutos de la reanudación, Eto'o culminó una jugada al primer toque entre Ronaldinho y Xavi. Con el encuentro de cara y la tranquilidad de jugar con el marcador a favor, el Barça se sacudió las urgencias de encima y se empezó a gustar. Messi pudo hacer el tercero, pero resbaló cuando sólo tenía que empujar a gol una asistencia desde la izquierda de Iniesta, y Eto'o estuvo a punto de ampliar la cuenta con un disparo seco desde la frontal.

La entrada de Adrián por un desasistido Riki revolucionó el partido y dio vida a un Dépor  que parecía muerto. El joven delantero asturiano avisó primero en un mano a mano con Valdés, pero no perdonó en la segunda ocasión de la que dispuso: una internada en la que dejó atrás a Puyol y Thuram antes de definir con la frialdad de un veterano ante la salida del portero azulgrana (2-1). El bautismo de Adrián como goleador en Primera División volvió a despertar al equipo de Rijkaard y, sobre todo a Ronaldinho, que a punto estuvo de sentenciar el encuentro con un remate escorado que despejó Aouate y con un asistencia de tacón que dejó solo a Eto'o antes de que el camerunés estrellara el balón en el cuerpo del meta del conjunto coruñés. Sin embargo, el Depor aún dispuso de una última ocasión para empatar el partido a falta de tres minutos para el final: otro remate de Adrián, que aprovechó un error de Edmilson en el despeje, para poner por tercer vez a prueba a un atento Víctor Valdés.