L D (EFE) En los primeros minutos, ambos equipos impusieron una defensa individual que dificultó los contragolpes y aumentó las interrupciones del cronómetro, algo que continuó durante todo el primer tiempo, sin goles, aunque fue el Oporto quién puso más peligro en las inmediaciones del área de Egurrola, que se convirtió en el mejor hombre de los españoles. Los portugueses, con dos españoles en sus filas, el portero Edo y el delantero Gil, cerraron muy bien sus filas en defensa, y el Barcelona apenas pudo aproximarse con peligro, e incluso lo pasó verdaderamente mal, pues los lusos, más agresivos detrás, intensos en ataque y despiertos en ideas, tuvieron una gran ocasión a seis minutos del descanso cuando Ventura lanzó una bola al poste.
Tras el descanso, el encuentro fue por los mismos derroteros, hasta que el mejor jugador del Oporto, Gil, salió de la pista para descansar, y David Páez, en un rápido contraataque azulgrana, logró estrenar el marcador, a ocho minutos del final, de un potente lanzamiento raso desde el exterior del área, que cogió desprevenido a Edo. A partir de ese momento el partido fue distinto, en los mejores momentos del Barcelona, aprovechados al límite con un nuevo gol de Ramón Benito, en una jugada de estrategia que culminó con David Páez tapando al portero y permitiendo un lanzamiento en el interior del área que supuso la sentencia de la final.
En los últimos cinco minutos, ya con Pedro Gil de nuevo en la pista, el Oporto tomó la iniciativa a la desesperada buscando el empate, pero fue en vano, pues el Barcelona supo defender con ímpetu y aumentar su posesión moviendo la bola a lo largo de la pista, haciendo correr el cronómetro, e incluso Panadero logró rematar el trabajo con un nuevo gol que consumó la victoria.
Tras el descanso, el encuentro fue por los mismos derroteros, hasta que el mejor jugador del Oporto, Gil, salió de la pista para descansar, y David Páez, en un rápido contraataque azulgrana, logró estrenar el marcador, a ocho minutos del final, de un potente lanzamiento raso desde el exterior del área, que cogió desprevenido a Edo. A partir de ese momento el partido fue distinto, en los mejores momentos del Barcelona, aprovechados al límite con un nuevo gol de Ramón Benito, en una jugada de estrategia que culminó con David Páez tapando al portero y permitiendo un lanzamiento en el interior del área que supuso la sentencia de la final.
En los últimos cinco minutos, ya con Pedro Gil de nuevo en la pista, el Oporto tomó la iniciativa a la desesperada buscando el empate, pero fue en vano, pues el Barcelona supo defender con ímpetu y aumentar su posesión moviendo la bola a lo largo de la pista, haciendo correr el cronómetro, e incluso Panadero logró rematar el trabajo con un nuevo gol que consumó la victoria.