(Libertad Digital) Mientras Van Nistelrooy ofrece la camiseta de Higuaín a la grada del Bernabéu tras el decisivo gol de éste, en Barcelona se acabaron los besuqueos y alegrías. Laporta suda tinta china y jura en arameo para sus adentros. Ramón Calderón ni se lo cree. Raúl sí. El capitán blanco fue sustituido tras el cuarto gol del Real Madrid y se marchó dando saltos por el terreno de juego y abrazando a todo aquél que se le cruzaba. En el Camp Nou había gritos para colocarse en defensa, dedos que señalan y, mientras, Sobis batía a Valdés. Después, miradas nerviosas y pitos, muchos pañuelos, y enfados contenidos. Un empate inesperado del Betis tras darse por bueno un gol de penalti de Ronaldinho a los cinco minutos.
El Real Madrid es líder porque en los momentos clave de la temporada ha dado el callo. Y esos momentos no son otros que los dos superderbis ante el Barcelona. Victoria sin discusión en la ida y espectacular empate en el Camp Nou. Los de Capello, con Diarra y Emerson en la medular, un Van Nistelrooy demoledor y el de siempre, Raúl, están cicatrizando sin marchas forzadas un equipo y un club manchados de hollín tras tres años de oscuro y errático peregrinar en busca de títulos. Es posible, sobre todo, si el equipo muestra el competitivo espíritu de la remontada ante el Espanyol de este sábado.
Tres goles de Pandiani hacían saltar las alarmas, pero el buque no se resquebrajó. Guti, héroe antes, fue el sacrificado. Reyes, ya olvidado pero ahora rescatado, uno de los héroes. Y, a base de tesón y fe en la victoria, Raúl e Higuaín, completaron una remontada de las que hacía mucho no se veían. Alguno paseó anoche con su coche haciendo sonar el claxon alrededor de La Cibeles. A todo esto, el Sevilla no pierde comba. El sábado, tras la victoria del Real Madrid, empleó al Recreativo como sparring antes de viajar a Glasgow para jugar la final de la UEFA ante el Espanyol.
Silva ha sido el gran hombre de la victoria del Valencia ante el Zaragoza, un equipo del que se esperaba más en Mestalla. El canario ha hecho olvidar a Pablo Aimar y se consolida como uno de los pilares que debería sostener el proyecto de Quique de llevar al equipo a la Champions. Él se encargó de hacer el segundo gol con una tranquilidad pasmosa y participó en el primero, de Moretti.
Por la parte baja de la tabla, algunos ya piensan que traer a Stoichkov a Vigo ha sido un suicidio. Era una jornada decisiva, pues recibía la visita del Levante, otro que tal baila, y dejó escapar el botín. Otra vez más, Balaídos fue una máquina expendedora de salvoconductos para Primera División. La Real Sociedad, a pesar del empate del Athletic, hizo los deberes con sobresaliente ante el Nástic, que ya admite que las aguas han crecido mucho alrededor y se hunde lenta pero inexorablemente hacia Segunda. Los de Mané se daban con un canto en los dientes gracias al gol de Murillo, pero el Deportivo, por medio de Riki, empató y dejó una media sonrisa a los rojiblancos.
El equipo gallego es el primero que se ve libre de las enredaderas del descenso. El primero que siente su calor es el Osasuna, flamante semifinalista de la UEFA que este domingo cayó con estrépito ante el Villarreal. Valdo, igualando el gol inicial del recuperado Pires, hizo aparecer la ilusión, pero Forlán torpedeó tres veces más a los rojillos para dejar claro que este submarino amarillo vuelve a brillar tanto como el que llegó a las semifinales de la Liga de Campeones hace dos años.
El Mallorca, sin hacer mucho ruido, se ha plantado en la zona media de la tabla y nadie parece capaz de moverlo de ahí. Este domingo le ha bajado los humos al Racing con sendos goles de Navarro y Arango. Hace un par de semanas, los santanderinos soñaban con jugar la UEFA. Ahora se da cabezazos contra la pared en penitencia.