El Barça provoca la histeria colectiva en Reus

La llegada del autocar del Barça ya ha sido sintomática de lo que le esperaba a la plantilla que dirige Pep Guardiola: carreras, gritos, peticiones de autógrafos y de camisetas, de cualquier cosa con el logo del club azulgrana de cualquiera de sus integrantes, ya fuera un jugador, un fisioterapeuta, un recuperador o un directivo.

Después, a las 11.30 horas, ha sonado por megafonía "El cant del Barça" y la primera plantilla ha hecho aparición sobre el césped, con las únicas ausencias de los lesionados Touré Yaya y Dani Alves, sustituidos por dos jugadores del Barça Athletic, Fontàs y Dalmau. Ha aparecido entonces la plantilla del CF Reus sobre la hierba, y sus componentes se han fotografiado con los jugadores del Barça, especialmente con Messi. Y entonces ha salido al campo Guardiola, y el estadio ha sido un clamor: ovación de gala.

Tras unos rondos y unos estiramientos, Puyol se ha pasado todo el entrenamiento corriendo por el borde del campo con un cuidador, mientras el numeroso público infantil se desgañitaba mostrando sus preferencias por Piqué e Iniesta. Ni la lluvia que ha caído durante toda la sesión, ni el día gris, ni el cielo plomizo han provocado que el público desistiera e, incluso, uno de los fondos, vacío al principio, ha acabado con su cuota de asistentes también.

Mientras los jugadores del Barça practicaban la presión en espacios reducidos, siempre diez contra siete y a dos toques como máximo, Puyol seguía corriendo, Iniesta hacía ejercicios de recuperación y los dos porteros, Valdés y Pinto, se ejercitaban con Juan Carlos Unzúe. Antes del partidillo se ha retirado Piqué, con alguna molestia, y después Abidal ha tenido un problema en un abductor, pero el público, pese a las ausencias también de Iniesta y Puyol, ha disfrutado a tope con los goles de Pedro, Ibrahimovic, Keita o, sobre todo, uno de Bojan tras dejar sentado a Valdés.

La precisión del juego de diez contra ocho, con Xavi con peto verde como comodín, ha encantado a los asistentes, ante la atenta mirada de Guardiola, que ha decidido el final del entrenamiento tras una hora de duración. Unos estiramientos y, al empezar a retirarse, invasión de campo por parte de un público que quería tocar, saludar y pedir autógrafos a sus ídolos. Solo los primeros han visto cumplida su intención. Dentro, en los vestuarios, amigos y familiares de quien pinta algo en el Reus esperaban su turno para hacerse una foto. ¡Y eran multitud!