El Atlético rompe la maldición de Mendizorroza para volver a mirar a Europa y hundir al Alavés

(Libertad Digital) El Atlético de Madrid contaba con las bajas de Maxi, Kezman y Fernando Torres, sus máximo goleadores, y Pepe Murcia apostó por dar minutos a los jóvenes Manu Del Moral y Marqués en la punta de ataque. El primero fue muy correoso, pero no completó la gran actuación que sí tuvo su compañero. Apunta muy buenas maneras Marqués, que ya debutó la semana pasada.

 

Tras unos primeros minutos de tanteo y equilibrio, el Atlético de Madrid comenzó a dominar, aunque sin crear ocasiones claras de peligro. Quien sí puso en aprietos a Leo Franco fue Bodipo, que se hizo con el balón tras un fallo de Luccin, aunque su disparo golpeó en el palo. Acto seguido, llegaría el jarro de agua fría para los locales. En el minuto 22, tras un claro derribo al borde del área grande de Gaspar Gálvez a Fernando Marqués, Antonio López colocaba el balón en toda la escuadra para subir el único gol del partido al luminoso de Mendizorroza. Se rompía así el maleficio de los rojiblancos en este estadio.

El dominio territorial correspondió, a partir de este momento, al equipo madrileño, siempre controlando el juego en la zona medular ante un Alavés casi siempre sin sitio y sin capacidad de creación ante la fuerte presión visitante. Aún así, las mejores ocasiones volvieron a caer del lado de los alavesistas. Diez minutos después de encajar el gol, Nené botaba una falta y el cabezazo de Bodipo lo mandaba a córner Leo Franco.

 

Tras el descanso, Mario Luna dejó en el banquillo a Rodolfo Bodipo y dio entrada a Jandro. El Atlético buscó jugar a la contra y Fernando Marqués estuvo a punto de hacer el segundo, aunque Coromina y Costanzo acabaron desbaratando la acción. El desconcierto en el cuadro alavesista fue en aumento a medida que pasaban los minutos, ya que, carentes de dirección técnica desde el banquillo y sin capacidad de reacción sobre el campo, los locales se limitaron a utilizar como único recurso posible el juego directo, bombeando balones a tontas y a locas, lo que facilitó enormemente la tarea de contención de los hombres del Atlético de Madrid.