L D (EFE) Fabio Capello, que sorprendió dejando en el banquillo a Thuram y poner en liza al rápido Kovacs para que parase a Henry, había anunciado en las vísperas que su equipo iba a empezar a buscar el "milagro" de la remontada ya con las miradas de sus jugadores en el propio túnel del vestuarios. Y la verdad es que, visto el inicio, o no dirigieron bien sus miradas o sus oponentes pasaron de ellas, pues está claro que los integrantes del Arsenal no están ciegos. No en vano, fue el equipo inglés quien saltó más motivado, concentrado y dominador de la situación. Tanto que, con un Cesc Fábregas a sus 19 años manejando como si fuera todo un veterano en mil batallas y dejando en la nada a un maestro de la zona como el brasileño Emerson, controló el balón, lo movió a su placer y se acercó con el único peligro a la meta rival.
La Juventus parecía apática y daba la impresión de no tener que remontar. Pero lo que sucedía es que estaba impotente ante las dificultades que le planteaban la tranquilidad y cualidades técnicas y tácticas de un Arsenal bien plantado y con un centro del campo a cinco. Al equipo turinés le pesaban las bajas (suspendidos Zebina, Camoranesi y Vieira y lesionado Del Piero), pero más su escaso juego. En el conjunto turinés, ahogado en centro del campo, funcionaban pocas cosas (la defensa) y su ataque era inexistente, pues el joven marfileño Eboure mostraba sus excelencias secando al local checo Nedved y el español Reyes tapaba ya en medio campo las subidas de Zambrotta. Sin bandas y sin creación central, la Juventus no existía ante la meta de Lehmann, pues además senderos y Touré se bastaban ante Ibrahimovic y Trezeguet.
No era de extrañar, pues, que la primera gran ocasión de marcar fuera del Arsenal; y, lógicamente, de Henry (m.19), cuyo peligroso disparo raso obligó al meta Buffon a emplearse a fondo. Henry, ex-jugador de una Juventus que tuvo muy poca paciencia con él, campaba por sus anchas pese a pelear casi contra toda la defensa juventina. Ante su dificultad en saltar el buen centro del campo adversario, la Juve recurrió a balones largos casi desde propia defensa en busca de Trezeguet y de Ibrahimovic, este demasiado perdido en muchos periodos; algo ya muy habitual. Pero no hacía más que facilitar el buen hacer de Senderos y Touré.
Así, se llegó al descanso sin goles, pero con un Juventus decepcionante tanto por la sensación de impotencia dada como por las pocas ganas mostradas. Incluso, desde las tribunas, parte de sus seguidores no dudaron en solicitar "garra" y "alma" a sus jugadores. El Arsenal, en cambio, se iba dominador, dando muchas mejores sensaciones y aún con sus dos goles de ventaja de la ida. Además, aumentaba el récord de minutos en Liga de Campeones sin encajar gol, pues llegó a Turín con su meta imbatida durante 649 minutos cuando el récord lo tenía con 658 minutos el Ajax de 1995-96.
La segunda mitad siguió con la misma tónica. La diferencia es que la ocasión de gol de Henry llegó antes (m.49): en arrancada individual que cortó Buffon con una buena salida. Los minutos pasaban, la Juventus caía una y otra vez en fuera de juego, seguía sin ideas y, además, dando una extraña impresión de entrega y resignación. Algo extraño en un conjunto que siempre ha tenido en la lucha y no bajar los brazos su mejor virtud. Incluso sus seguidores volvieron a pedirle que pusiera en liza sus "atributos varoniles" en busca de la remontada.
Capello, que curiosamente seguía pidiendo tranquilidad a sus jugadores, intentó mover a su equipo metiendo al uruguayo Marcelo Zalayeta, salvador en otros encuentros, por Mutu. Pero lo que llegó casi inmediatamente fue la ocasión de Cesc (m.64) de dar la "puntilla" a la Juventus. El español se plantó solo ante Buffon pero disparó muy centrado y facilitó la parada del meta. Curiosamente, la ocasión de Fabregas despertó al Juventus, que con el tridente se volcó y gozó de sus dos primeras oportunidades de marcar en disparos de Ibrahimovic (m.67) y Nedved (m.69) ante los cuales Lehmann se lució.
La Juventus empujaba ante un Arsenal más retrasado y parecía dejar claro que, ante lo justo que anda últimamente en el aspecto físico, había decidido dejar todo su esfuerzo para los veinte últimos minutos finales. Pero lo que no esperaba Capello es que, cuando mejor jugaba su equipo, Nedved, en su vuelta tras sanción, lo dejará diezmado prácticamente auto-expulsándose. El checo, gran jugador, últimamente pierde en exceso la cabeza, cometiendo faltas ilógicas y en zonas inútiles; quizás su nerviosismo venía por ver que se le escapaba su sueño de ganar la Liga de Campeones. El Arsenal se volvió a tranquilizar y pudo anotar con Hleb (m.79) o con Ljungberg (m.82). Todo terminó sin goles, con la más que merecida clasificación del Arsenal y con una monumental pitada de decepción del público juventino hacía sus jugadores.
La Juventus parecía apática y daba la impresión de no tener que remontar. Pero lo que sucedía es que estaba impotente ante las dificultades que le planteaban la tranquilidad y cualidades técnicas y tácticas de un Arsenal bien plantado y con un centro del campo a cinco. Al equipo turinés le pesaban las bajas (suspendidos Zebina, Camoranesi y Vieira y lesionado Del Piero), pero más su escaso juego. En el conjunto turinés, ahogado en centro del campo, funcionaban pocas cosas (la defensa) y su ataque era inexistente, pues el joven marfileño Eboure mostraba sus excelencias secando al local checo Nedved y el español Reyes tapaba ya en medio campo las subidas de Zambrotta. Sin bandas y sin creación central, la Juventus no existía ante la meta de Lehmann, pues además senderos y Touré se bastaban ante Ibrahimovic y Trezeguet.
No era de extrañar, pues, que la primera gran ocasión de marcar fuera del Arsenal; y, lógicamente, de Henry (m.19), cuyo peligroso disparo raso obligó al meta Buffon a emplearse a fondo. Henry, ex-jugador de una Juventus que tuvo muy poca paciencia con él, campaba por sus anchas pese a pelear casi contra toda la defensa juventina. Ante su dificultad en saltar el buen centro del campo adversario, la Juve recurrió a balones largos casi desde propia defensa en busca de Trezeguet y de Ibrahimovic, este demasiado perdido en muchos periodos; algo ya muy habitual. Pero no hacía más que facilitar el buen hacer de Senderos y Touré.
Así, se llegó al descanso sin goles, pero con un Juventus decepcionante tanto por la sensación de impotencia dada como por las pocas ganas mostradas. Incluso, desde las tribunas, parte de sus seguidores no dudaron en solicitar "garra" y "alma" a sus jugadores. El Arsenal, en cambio, se iba dominador, dando muchas mejores sensaciones y aún con sus dos goles de ventaja de la ida. Además, aumentaba el récord de minutos en Liga de Campeones sin encajar gol, pues llegó a Turín con su meta imbatida durante 649 minutos cuando el récord lo tenía con 658 minutos el Ajax de 1995-96.
La segunda mitad siguió con la misma tónica. La diferencia es que la ocasión de gol de Henry llegó antes (m.49): en arrancada individual que cortó Buffon con una buena salida. Los minutos pasaban, la Juventus caía una y otra vez en fuera de juego, seguía sin ideas y, además, dando una extraña impresión de entrega y resignación. Algo extraño en un conjunto que siempre ha tenido en la lucha y no bajar los brazos su mejor virtud. Incluso sus seguidores volvieron a pedirle que pusiera en liza sus "atributos varoniles" en busca de la remontada.
Capello, que curiosamente seguía pidiendo tranquilidad a sus jugadores, intentó mover a su equipo metiendo al uruguayo Marcelo Zalayeta, salvador en otros encuentros, por Mutu. Pero lo que llegó casi inmediatamente fue la ocasión de Cesc (m.64) de dar la "puntilla" a la Juventus. El español se plantó solo ante Buffon pero disparó muy centrado y facilitó la parada del meta. Curiosamente, la ocasión de Fabregas despertó al Juventus, que con el tridente se volcó y gozó de sus dos primeras oportunidades de marcar en disparos de Ibrahimovic (m.67) y Nedved (m.69) ante los cuales Lehmann se lució.
La Juventus empujaba ante un Arsenal más retrasado y parecía dejar claro que, ante lo justo que anda últimamente en el aspecto físico, había decidido dejar todo su esfuerzo para los veinte últimos minutos finales. Pero lo que no esperaba Capello es que, cuando mejor jugaba su equipo, Nedved, en su vuelta tras sanción, lo dejará diezmado prácticamente auto-expulsándose. El checo, gran jugador, últimamente pierde en exceso la cabeza, cometiendo faltas ilógicas y en zonas inútiles; quizás su nerviosismo venía por ver que se le escapaba su sueño de ganar la Liga de Campeones. El Arsenal se volvió a tranquilizar y pudo anotar con Hleb (m.79) o con Ljungberg (m.82). Todo terminó sin goles, con la más que merecida clasificación del Arsenal y con una monumental pitada de decepción del público juventino hacía sus jugadores.
Ficha técnica del partido
Arsenal, 0: Lehmann; Eboué, Touré, Senderos, Flamini; Ljungberg, Cesc, Gilberto, Hleb (Diaby, m.87); Reyes (Pires, m.62) y Henry
Árbitro: Herbert Fandel (Alemania). Expulsó por doble tarjeta amarilla a Nedved (m.68 y 75). Además, amonestó a Flamini (m.18), Reyes (m.38) y Chiellini (m.41)
Incidencias: Partido de vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Delle Alpi de Turín ante unos 55.000 espectadores, entre ellos unos 3.000 seguidores ingleses