L D (EFE) Stefan Schumacher -que pasa a ser líder- acabó por delante del español José Luis Rubiera tras una etapa muy complicada debido al frío y la lluvia que tuvo un final propio de la Fórmula Uno, pues ganó Stefan Schumacher -nada tiene que ver con el Schumacher de los coches- y segundo fue el asturiano José Luis Rubiera, paisano del nuevo rey de la máxima categoría reina del motor, Fernando Alonso.
Schumacher invirtió en los 202 kilómetros entre Perwez y Namur 5 horas, 14 minutos y 41 segundos, dos segundos menos que Rubiera; mientras que a seis entra el italiano Rebellin en un primer pelotón en el que se encontraba el líder en la salida Sadolvelli. La general ahora queda con Schumacher seguido de Savoldelli a 13 segundos, Rebellin a 23 y Rubiera a 31 segundos. Por algunos momentos cundió el pánico en el Giro por el accidente de Petacchi, en una caída aparatosa junto a su compatriota Dario Cioni, pues se dolía de su rodilla izquierda y tardo muchos minutos en subirse a la bicicleta. La totalidad de sus compañeros se quedaron a esperarle, pero poco después tuvo que echar pie a tierra y los médicos de la carrera le tuvieron que inyectar bajo una lluvia que ponía más cuesta arriba su continuidad en carrera.
Petacchi legaba cruzar la meta de Namur, jornada que se inicio Perwez, de 202 kilómetros de viaje que resultados muy duros debido a la lluvia principalmente y en los que varios corredores, entre ellos el líder en la salida Paolo Savoldelli se vieron envueltos en accidentes o pinchazos, aunque en ese apartado el récord fue para Petacchi, pues además de la caída que pone en duda su continuidad también sufrió un pinchazo a las primeras de cambio. Una etapa que fue una especie de las clásicas belgas, pues el recorrido era similar. Lo que no se esperaba es que se fueran a registrar tantos percances de corredores importantes y que los grandes favoritos como eran los italianos Davide Rebellin y el campeón olímpico Paolo Bettini se desinflaran en la recta final.
La jornada se inició con frío y viento y, poco después con la presencia de la lluvia que acompañó durante la totalidad de la jornada, condiciones climatológicas que condicionaron el comienzo de la carrera, hasta el kilómetro 18, cuando se formó la escapada del día. Se fueron el español Irizar Aranburu (Euskaltel Euskadi), el mexicano Moises Aldape (Panaria), el francés Amael Moinard (Cofidis) y el italiano Raffaelle Iliano (Selle Italia). Una escapada que no llegó a prosperar, pues, a pesar de las numerosas caídas y averías mecánicas, los equipos con gente rápida en sus filas controlaron la situación.
Se fueron en el kilómetro 18, llegaron a tener poco más de cuatro minutos, para ser neutralizados a falta de 20 kilómetros de la línea de meta, debido al buen control, en un principio del equipo Quick Step de Bettini y en la parte final el relevo lo tomó Milram de Petacchi que sufrió una aparatosa caída a falta de unos 40 kilómetros para el final. Un accidente que hizo sonar la alarma en su equipo, en los organizadores y en el pelotón, en el que, tras conocer ese percance, los corredores de otros equipos no dudaron en acelerar la marcha, pues la meta estaba muy cerca y por delante los cuatro protagonistas del día mantenían el minuto de diferencia para ser neutralizados a falta de veinte.
Petacchi seguía su calvario particular junto a sus compañeros Ongarato y Vanotti, que se habían quedado para esperarlo, pero no lograron meterlo en el pelotón, ya que a falta tuvo que echar pie a tierra debido a los fuertes dolores en su rodilla para que le inyectaran los galones de la carrera. En los últimos kilómetros los especialistas en clásicas como son los italianos Bettini y Rebellin intentaron romper la carrera, pero no lo consiguieron y su comportamiento sirvió para lanzar al alemán Schumacher y al español Rubiera, que se presentaron en solitario en la línea de meta. Un duelo que se decantó del lado del alemán. Tras ellos un rosario de corredores y un Petacchi renqueante que aguantó como un valiente.
Mañana se disputará la cuarta etapa, la última del periplo belga, entre las localidades de Wanze y Hotton, de 193 kilómetros y los altos de Wanne y La Haute Levée, ambos de tercera, pero que los desniveles llegan al 13% y 12%, respectivamente, en los dos kilómetros de ascensión. Tras esta jornada la caravana del Giro comenzará camino hacía Italia, concretamente a Piacenza, donde se reanudará la carrera. Los más afortunados realizarán el viaje en avión, con salida en Bruselas y llegada en Milán; el resto lo hará por carretera, con más de mil kilómetros, una excursión que discurre que se inicia en Bélgica, sigue por Luxemburgo, Francia y Suiza para concluir en Italia.
Schumacher invirtió en los 202 kilómetros entre Perwez y Namur 5 horas, 14 minutos y 41 segundos, dos segundos menos que Rubiera; mientras que a seis entra el italiano Rebellin en un primer pelotón en el que se encontraba el líder en la salida Sadolvelli. La general ahora queda con Schumacher seguido de Savoldelli a 13 segundos, Rebellin a 23 y Rubiera a 31 segundos. Por algunos momentos cundió el pánico en el Giro por el accidente de Petacchi, en una caída aparatosa junto a su compatriota Dario Cioni, pues se dolía de su rodilla izquierda y tardo muchos minutos en subirse a la bicicleta. La totalidad de sus compañeros se quedaron a esperarle, pero poco después tuvo que echar pie a tierra y los médicos de la carrera le tuvieron que inyectar bajo una lluvia que ponía más cuesta arriba su continuidad en carrera.
Petacchi legaba cruzar la meta de Namur, jornada que se inicio Perwez, de 202 kilómetros de viaje que resultados muy duros debido a la lluvia principalmente y en los que varios corredores, entre ellos el líder en la salida Paolo Savoldelli se vieron envueltos en accidentes o pinchazos, aunque en ese apartado el récord fue para Petacchi, pues además de la caída que pone en duda su continuidad también sufrió un pinchazo a las primeras de cambio. Una etapa que fue una especie de las clásicas belgas, pues el recorrido era similar. Lo que no se esperaba es que se fueran a registrar tantos percances de corredores importantes y que los grandes favoritos como eran los italianos Davide Rebellin y el campeón olímpico Paolo Bettini se desinflaran en la recta final.
La jornada se inició con frío y viento y, poco después con la presencia de la lluvia que acompañó durante la totalidad de la jornada, condiciones climatológicas que condicionaron el comienzo de la carrera, hasta el kilómetro 18, cuando se formó la escapada del día. Se fueron el español Irizar Aranburu (Euskaltel Euskadi), el mexicano Moises Aldape (Panaria), el francés Amael Moinard (Cofidis) y el italiano Raffaelle Iliano (Selle Italia). Una escapada que no llegó a prosperar, pues, a pesar de las numerosas caídas y averías mecánicas, los equipos con gente rápida en sus filas controlaron la situación.
Se fueron en el kilómetro 18, llegaron a tener poco más de cuatro minutos, para ser neutralizados a falta de 20 kilómetros de la línea de meta, debido al buen control, en un principio del equipo Quick Step de Bettini y en la parte final el relevo lo tomó Milram de Petacchi que sufrió una aparatosa caída a falta de unos 40 kilómetros para el final. Un accidente que hizo sonar la alarma en su equipo, en los organizadores y en el pelotón, en el que, tras conocer ese percance, los corredores de otros equipos no dudaron en acelerar la marcha, pues la meta estaba muy cerca y por delante los cuatro protagonistas del día mantenían el minuto de diferencia para ser neutralizados a falta de veinte.
Petacchi seguía su calvario particular junto a sus compañeros Ongarato y Vanotti, que se habían quedado para esperarlo, pero no lograron meterlo en el pelotón, ya que a falta tuvo que echar pie a tierra debido a los fuertes dolores en su rodilla para que le inyectaran los galones de la carrera. En los últimos kilómetros los especialistas en clásicas como son los italianos Bettini y Rebellin intentaron romper la carrera, pero no lo consiguieron y su comportamiento sirvió para lanzar al alemán Schumacher y al español Rubiera, que se presentaron en solitario en la línea de meta. Un duelo que se decantó del lado del alemán. Tras ellos un rosario de corredores y un Petacchi renqueante que aguantó como un valiente.
Mañana se disputará la cuarta etapa, la última del periplo belga, entre las localidades de Wanze y Hotton, de 193 kilómetros y los altos de Wanne y La Haute Levée, ambos de tercera, pero que los desniveles llegan al 13% y 12%, respectivamente, en los dos kilómetros de ascensión. Tras esta jornada la caravana del Giro comenzará camino hacía Italia, concretamente a Piacenza, donde se reanudará la carrera. Los más afortunados realizarán el viaje en avión, con salida en Bruselas y llegada en Milán; el resto lo hará por carretera, con más de mil kilómetros, una excursión que discurre que se inicia en Bélgica, sigue por Luxemburgo, Francia y Suiza para concluir en Italia.