L D (EFE) Egoi, de 28 años y formado en el Euskaltel, es un especialista en meterse en escapadas. Camino de Burgos lo intentó desde el primer kilómetro, siempre ambicioso, lanzando insistentes ataques para irse en solitario. Ese empeño, desplegado por enésima vez a 15 kilómetros de meta, le sirvió para entrar en la capital burgalesa en solitario, con un tiempo vencedor de cuatro horas, veinte minutos y 32 segundos.
La etapa ha sido perfecta para el equipo Illes Balears y su líder Alejandro Valverde. Los de Eusebio Unzúe metían a Joaquín Rodríguez en la escapada buena de trece corredores, donde no había rivales peligrosos, por lo que se dedicaron a ahorrar energías para mejor ocasión. Los ataques fueron constantes desde que se dio la salida en del velódromo Óscar Freire con la ausencia del ruso Denis Menchov, ganador de la pasada edición.
En el kilómetro 20, cuando se instaló la tranquilidad momentánea en el pelotón, Sastre, Vinokourov y Kashechkin osaron poner a prueba a Valverde, con inmediata reacción de lo hombres del líder. Después de tan trascendente escarceo, se disparó por delante el gigante Hushovd y le siguieron doce corredores, entre ellos Egoi Martínez, Landaluze, Joaquín Rodríguez y Gustov, entre otros. El Discovery quería firmar algo destacado en Burgos. Martínez, infatigable luchador, se despegó de la expedición en el ascenso del Escudo (primera categoría) y pasó en cabeza, lo mismo que en el siguiente de Carrales (tercera). En el ascenso al Páramo de la Masa, no puntuable, se unieron Landaluze y Gustov. Las cosas pintaban bien con los perseguidores a tres minutos y el pelotón a un cuarto de hora. Hasta empezó a llover, factor imprevisto.
Bien avenidos, el trío de cabeza colaboró con relevos para evitar más visitas indeseadas, hasta que a falta de quince kilómetros Egoi volvió a hacer otro despliegue de fuerza y ambición. Arrancó con decisión y Lanzaluze y Gustov se quedaron mirando, sin reacción al salto del hombre de Bruyneel, que por cierto, ganó como corredor en Burgos en 1992. A falta de tres kilómetros, Egoi, vencedor del Tour del Porvenir en 2003, sintió "angustia" en un repecho, pero una vez superada, esperaba Burgos para recibirle como merece un auténtico "Cid" del asfalto. "Soñaba con esto desde hace cuatro años", decía Egoi, quien aún conserva en los nudillos de una mano las marcas de la caída que sufrió en el Tour. La segunda victoria en su palmarés, la primera en una grande, será el bálsamo para olvidar las penas.
Este jueves se disputará la duodécima etapa de la Vuelta, entre Aranda de Duero y Guadalajara, de 169,3 kilómetros y con una única dificultad, el Alto de Santibáñez de Ayllón, de tercera categoría. Los velocistas tendrán la palabra, si no se la quitan antes los aficionados a las escapadas.